La chancha

Crítica de Manuel Germano - Ociopatas

Filmada totalmente en La Cumbre, Córdoba, la última película de Franco Verdoia, director cordobés nacido en Las Varillas, relata el breve y caótico regreso de Pablo (Esteban Meloni) al lugar donde vacacionaba cuando era niño, esta vez junto a su pareja Raquel (Raquel Karro) y el hijo de ella, Joáo (Rodrigo Silveira).

A momentos de llegar a un mediocre hotel ubicado en las montañas, Pablo se encuentra con Miguel Piotti (Gabriel Goity) y su mujer (Gladys Florimonte). Es en ese momento cuando el protagonista atraviesa una angustia que lo paraliza, algo entre él y Piotti sucedió en el pasado, algo que sin duda no quedó resuelto para Pablo, quien no puede mantenerse estable emocionalmente ante la presencia de aquel adulto al que hubiera preferido no volver a ver. La película mantiene la tensión y el suspenso en cada escena en donde Pablo y Miguel se cruzan y se relacionan, construyendo la dimensión de esa afección psicológica que Pablo padece.

La plan familiar durante la estadía se ve modificado a la vez que Pablo se hunde día a día en una situación angustiante y deprimente de la que no puede salir. Por su lado, Piotti no reconoce esta situación que atormenta a Pablo, su rol pasible y hasta bonachón refleja lo que muchas veces sucede en la realidad: quienes menos parecer ser personas agresivas y/o abusivas, lo son.

Con pocos recursos técnicos, Franco Verdoia logra contar una historia muy personal e íntima, marcada por el dolor de su protagonista y los recuerdos reprimidos que causaron un trauma emocional muy fuerte. Para ello el director eligió un elenco que estuvo a la altura de cargar con el peso dramático de la narración sobre sus interpretaciones. Esteban Meloni lleva adelante un impecable y sólido trabajo de composición, acompañado por un actor todo terreno como Gabriel Goity, y las muy buenas performances de Raquel Karro, Gladys Florimonte y el pequeño Rodrigo Silveira.

Una opción recomendable para disfrutar de nuestro valioso cine nacional.