La Bella y la Bestia

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Un espectáculo visualmente imponente pero poco arriesgado en lo narrativo.

Estrenada en 1991, el film animado La Bella y la Bestia fue todo un parteaguas, no solo por su éxito crítico y financiero, sino por ser la primera producción de este tipo en ser nominada al Oscar como Mejor Película, sentando el precedente para una categoría exclusiva de este rubro que recién vería la luz en el año 2001. Dato histórico aparte y tomando en consideración el éxito, por lo menos financiero, del plan de Disney de tomar algunos de sus más entrañables clásicos y dotarlos de seres carne y hueso (lee nuestra nota al respecto ACA), estaba cantado (¡cuec!) que La Bella y la Bestia tarde o temprano sería uno de los pasos de este plan.

La trama ya es más o menos conocida: Un príncipe egoísta es maldito por una hechicera, convirtiéndolo en una horrorosa bestia y debe ganarse el amor de una mujer antes de que una rosa encantada pierda su último pétalo. El conflicto entra en acción cuando conocemos a Belle, cuyo padre es secuestrado por la Bestia y ella se ofrece a tomar su lugar, dando inicio al lime de asperezas que devendrán inevitablemente en romance.

El guion de la película es básicamente calco y relleno. Calco de toda la estructura argumental del filme animado, más detalles de relleno para convertir una historia de 84 minutos en una de 130. Muchas canciones nuevas se han creado exclusivamente para la película, mientras que las que ya existían han sido extendidas en su duración para esta nueva versión. Esto no es necesariamente malo, pero cuece la pregunta de cuál es la necesidad de llevar al terreno del live action una historia de probada valía en el terreno de la animación si no se le van a sumar los suficientes detalles nuevos para que se pueda valer más allá de su asociación con la película base.

Si, dije “suficientes” y no “ninguno”, porque algunos (muy pocos) de los rellenos del guion suman detalles que nos permiten entender mejor a los personajes, sus interrelaciones, y desde luego sus motivaciones. El hecho concreto es, que si bien suman, no son los suficientes para que uno diga que es una historia completamente nueva. La impresión que da es que, nuevamente por cuestiones de duración, rellenaron sólo con lo necesario y respecto de lo que ya existía desde el vamos se inclinaron por no arreglar lo que no está roto.

La interpretación de Emma Watson se concentra tanto en hacer de Belle una mujer librepensadora e independiente, que descuida los momentos de vulnerabilidad que tiene el personaje, al extremo de terminar siendo poco creíbles. Dan Stevens, quien da vida a la Bestia, entrega un trabajo regular; nada para criticar pero tampoco mucho para admirar, ya que no son pocas las veces que tiene que exagerar la interpretación por ser prisionero del motion capture. Kevin Kline es prolijo pero, lamentablemente, no son pocas las instancias en donde la labor de este grande está en un triste piloto automático. Luke Evans cumple como Gastón, aunque a menudo no puede evitar caer en una caricaturización del personaje. Respecto a Josh Gad, cumple como comic relief de la película con un LeFou abiertamente gay pero muy sutil y contenido. Ian McKellen, Ewan McGregor y Emma Thompson, si bien ponen la voz más que el cuerpo en un 95% de la película, prueban ser dignos secundarios, que no pocas veces salvan las escenas, claro está, aquellas que no zozobran.

Si vamos a hablar del apartado técnico diría que es casi impecable. La dirección de arte es, sin lugar a dudas, lo más sobresaliente de la película. La combinación de colores y estilos arquitectónicos, sumado al más extremo nivel de detalle hasta en el más minúsculo elemento, terminan por sumergir completamente al espectador en este mundo. Estos aspectos se complementan y mimetizan con la fotografía de la película, que está en una clave alta de iluminación, incluso para los momentos más oscuros. ¿Pero porque casi impecable? Ese “casi” es un montaje poco dinámico, poco fluido; defecto notorio sobre todo en la escena del baile de los dos personajes.

Conclusión:
La Bella y la Bestia es una película visualmente impresionante pero que arriesga poco narrativamente. Se limita a no arreglar lo que no está roto, lo que le puede ganar puntos con los fanáticos más acérrimos, pero le puede costar la aprobación de espectadores más ajenos y/o más exigentes que esperaban que esta nueva versión se saliera de su zona de confort.