Just Jim

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una película de incuestionable talento visual, pero con tropiezos narrativos.

El sub-genero del “coming of age” o películas sobre la madurez son un tópico recurrente en sendas películas de producción independiente alrededor del mundo, e irónicamente muchas de las mismas terminan siendo películas de culto con un seguimiento a considerar.

El inglés Richard Ayoade era un cineasta que se abrió camino con una historia de esta naturaleza, Submarine. Ahora, el protagonista de aquel filme, Craig Roberts, intenta sus primeras armas detrás de cámara como guionista y director con Just Jim. Un título con cuestionable tino en lo primero, pero directamente incuestionable en lo segundo.

¿Juventud en éxtasis?
Jim es un chico que no la está pasando muy bien. La familia esta desilusionada de él y sus compañeros de curso lo toman de punto. Todo esto va a cambiar cuando entre a su vida Dean, su nuevo vecino, que lo va a aleccionar en el fino arte de ser el chico popular del curso.

El guion de la película posee elementos meritorios a la hora de construir y establecer psicológicamente a sus personajes, aparte de tener puntos de giro claramente reconocibles. Aunque la trama tarda en establecer tangiblemente su objetivo y es desorganizada en su desarrollo narrativo como un todo, no se puede negar que con determinadas escenas cubre de manera informada la angustia y excitación propias de la adolescencia.

Por el costado de la dirección, no tengo otra cosa más que elogios para Craig Roberts. Su dirección de actores es afiladísima y su estilo visual es tremendamente meditado. Un caballero que aprovecha a rajatabla en cada oportunidad que se le presenta de aplicar la regla del “Show, Don’t Tell” (Mostráme, no me cuentes). Cada cuadro está compuesto con precisión y acompañado de una iluminación que nos sumerge en la emoción que transmite la escena. Observaciones también aplicables a la dirección de arte de la película. El de Roberts es un estilo que te hace pensar que podría lucirse más con un guion ajeno, o un desarrollo narrativo más clásico en la estructura de los suyos propios.

Por el costado actoral, Craig Roberts se luce delante de la cámara lo suficiente para no quitarle lustre a su trabajo detrás de ella. Emile Hirsch entrega un rol bastante creíble del típico gallito que se las sabe todas. Te pone cómodo su buena onda y, por contraste, te incomodan los ataques de enojo que puede propiciar el personaje. Él consigue oscilar entre registros, no tanto al nivel de un maestro, pero a un nivel aceptable

Conclusión
Aunque medianamente acertado en el apartado narrativo, Just Jim establece a Craig Roberts como un director con una clara comprensión del lenguaje cinematográfico. Si se lo elige ver como una serie de viñetas sobre la adolescencia puede ser disfrutable, pero eso sí, debe decirse que si se espera una narrativa tradicional, va a tener que pensarlo dos veces. Es una de esas películas donde la reflexión (en forma de deleite visual) juega una constante pulseada con lo narrativo, pero termina ganando el primero.