Juego perfecto

Crítica de Cristian Olcina - 100% Cine

Poker Face es una película interesante, pero que no explota todo el potencial que nos promete sus primeras secuencias, ir al cine a verla es una verdadera apuesta. En el link, la crítica escrita más formal; más abajo la crítica radial, más informal, completa en los reproductores de audio solo de Spotify o Soundcloud, o de YouTube con video.

Juego Perfecto es una película protagonizada y dirigida por Russel Crowe, que cuenta la historia de un multimillonario que está enfermo terminalmente y llama a sus amigos de la infancia para hacer una última partida de póker. Él había hecho su fortuna primero con un programa para jugar al póker en línea, pero luego se hizo mucho más millonario aún, reconvirtiendo ese programa en otro para espiar a la gente y vendérselo a los gobiernos. De esta forma, sabe un montón de secretos de mucha gente, inclusive de sus propios amigos de la infancia, que están todos sucios de una forma u otra, entonces ha decidido contarlos en esta noche especial, mediante una serie de sorpresas, dónde primero van a jugar por millones al póker, pero luego van a ver algunas sorpresas macabras que tiene este personaje, donde el resto temerá por sus vidas.
La película empieza muy bien, es interesante, está bien, es muy entretenida y nos mantiene el suspenso y el misterio muy bien la primera mitad del metraje. El problema es, que, en determinado momento, esta trama se mezcla con otra trama secundaria, donde un personaje quiere robar unos cuadros millonarios que hay en esa casa, aun sabiendo que él está adentro. Pero lamentablemente no se amalgaman bien ambas historias, ya que viene de una trama original y perversa, con misterio, a otra trama de un robo genérico con toma de rehenes como cualquier otro filme del género, abandonado prácticamente la trama inicial.

Sin embargo, la película entretiene, tiene suspenso, cierra bien dentro de todo, pero nos deja más bien con gusto a poco. Especialmente por lo ya citado, pero también por algunos desaciertos en la dirección, que impiden generar más suspenso, o ir por las tramas más jugosas, y además por un comienzo de la película totalmente desacertado y desubicado, porque empieza cuando eran chicos, se los ve como en el río, con un ambiente festivo, música movida y llenos de vida. Eso genera un tono mucho más ligero, como de película buena onda, y como que va a ser una historia juvenil, o de coming of age, pero cuando termina esa secuencia, que además termina con un tema muy movido arriba, empieza la parte de la actualidad, con otro tono totalmente diferente, mucho más dramático, más trágico, más serio y no coincide para nada con esa introducción; entonces se ha desperdiciado parte del metraje que debía sentar el tono de la película, esto se podría haber solucionado muy fácilmente con un pequeño prólogo de un minuto, donde el personaje diga que va a contar algo, que se está muriendo, o alguna cosa por el estilo de manera seria, y que siente el tono general del film, y luego ir a un flashback con la escena de juventud del pasado, entonces ahí entendemos que era otra parte más feliz de su historia, pero ya sabemos que la película va a ser drama; porque si no, así como está queda como un falso comienzo, donde parece que va a empezar una cosa, luego se arrepiente, y empieza otra distinta. Además, esa secuencia tiene el problema de que después no es referida claramente en las secuencias posteriores, entonces uno no sabe cuál es el personaje en versión adulta que corresponde con el personaje en versión joven, lo cual impide cualquier tipo de presentación de personaje en la escena del prólogo, y ni siquiera esta confusión está usada como para mantener el misterio, sino que simplemente parece mala dirección, es como que no se hubieran dado cuenta, o no les hubiera importado.

Más allá de todo eso, la película funciona bastante bien como entretenimiento, nos hace hacer algunas reflexiones, es válida de ver, aunque con ciertas reservas, y no da como para recomendarla abiertamente. Podría haber sido un poker de ases, pero simplemente quedó siendo un par de reyes.

Cristian Olcina