Joy: el nombre del éxito

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

El sueño americano

En su cuarta película, el director David O. Russell se mete una vez más con la historia americana de los últimos tiempos, buceando en la particularidad de los consumos culturales más populares y enfocando todo desde la perspectiva de una mujer que supo hacerse desde cero, a pesar que todo indicaba que iba a terminar mal y en otro lugar.

"Joy: el nombre del éxito" (USA, 2015) se centra en Joy Mangano (interpretada por la siempre efectiva y contundente Jennifer Lawrence), una mujer que supo desde pequeña que lo suyo iba a ser algo bien grande, y que pese a los obstáculos que la vida le fue colocando, muchos derivados de su familia y algunas malas elecciones, a fuerza de empeño e inventiva, pudo crear un imperio a partir de la creación de nada más ni nada menos que un lampazo, el que pudo colocar en la TV para su venta.

Russell hábilmente construye la narración, con proliferación de flashbacks y flash forwards, y primerisimos primeros planos, y la divide en dos partes, una primera verborrágica, estridente, explosiva, en la que se profundiza sobre Joy y su familia, un nervio visual que contextualiza la locura por la que la joven/niña se veía inmersa a diario.

En cambio, para la segunda instancia, todo aquello que se potencia en la primera, como por ejemplo la obsesión por la psicología para construir los personajes, se corre para dejar el paso a una clásica historia, en el mejor de los sentidos y acepciones, de ascenso y descenso y de logros y pérdidas.

Así, en la contradicción entre ambas etapas, es en donde "Joy: el nombre del éxito" se resiente, pero gracias a la poderosa interpretación de Jennifer Lawrence, quien también entrega primero una actuación llena de excesos para luego ofrecer una más controlada, acorde al tempo del relato.

A partir del invento, y gracias a la colaboración de Neil Walker (Bradley Cooper), un ejecutivo de la naciente cadena de productos televisivos QVC, colocará su artesanal invento y formará una empresa familiar con la que enfrentará algunos contratiempos y engaños, algo que superará con su personalidad apabullante y algunas decisiones radicales que tome.

En la historia de Joy se refleja la historia de miles de emprendedores que pese a la resistencia y al fracaso, no bajan los brazos y siguen intentando diariamente superarse y llegar a la meta.

Algo que Russell sabe bien y que por eso termina tomando un personaje real de USA para nuevamente hablar de como la familia, los hijos y, principalmente, los sueños pueden tener, pese a la fantasía, su cuota de realidad y lograr el triunfo.

PUNTAJE: 7/10