Joven y bella

Crítica de Paula Caffaro - CineramaPlus+

ESCUELA DE EROTISMO

El título del último filme del realizador francés François Ozon parece ser la respuesta al dilema que ésta plantea. Lejos de explicaciones morales y cerca de un tratamiento que muestra sencillez y personajes open-mind, Joven y bella, cuenta la historia de una adolescente que se siente poderosamente atraída por el sexo. Entonces el tema es tabú, pero en manos de Ozon todo cobra una nueva significación. Y como si hubiera un lenguaje propio que lo describa en este filme la sexualidad es sutileza.

Para Isabelle (Marine Vacth) la adolescencia no sólo es un momento de la vida que deberá transitar, sino más bien una escuela de erotismo. Familiarizada con el uso de las redes sociales y todos los “trucos” tecnológicos para poder llevar adelante su “exploración”, pronto su celular paralelo comienza a sonar, el cual responderá bajo el seudónimo de Lea.

Protegida por el anonimato la bella joven desfilará por habitaciones de hotel en los que descubrirá secretos carnales que aún no conocía. Primero fue la curiosidad, y luego, sabiéndose portadora de un cuerpo ideal, pasa a la acción. Así es como sus encuentros con señores le devuelven, a cambio, no sólo dinero sino también experiencia.

En el universo de Ozon las mujeres son un templo casi sagrado en el que sus cuerpos semi desnudos se pasean en escena mostrando sus fortalezas pero también sus debilidades. Sin importar edades, tamaños o aspecto, las mujeres de Ozon se vinculan con el agua, y es que en piscinas, mares o bajo la lluvia (y casi siempre aludiendo al verano), ellas representan la forma que este realizador elige para ofrecer su mirada del mundo. Una mirada sutil acerca del cosmos de la feminidad la cual representa a través de imágenes simbólicas como por ejemplo los grandes labios rojos pintados en el mural del subte que Isabelle-Lea toma para llegar a la zona de los encuentros. Hay algo que callar, y la boca cerrada lo anuncia, pero ésta es roja carmín, como la pasión que Lea experimenta dejando de lado la culpa o la vergüenza.

Joven y bella tiene mucho de esto, y otro tanto de esas composiciones pictóricas pensadas para enriquecer una narrativa que todo el tiempo está al borde de colapsar. ¿Cuánto tiempo podrá Lea continuar con su actividad sin que sus padres y/o amigos lo sepan? ¿Es esto un problema? Lo cierto es que Ozon prefiere entrar al centro de su historia de una forma descontracturada en la que parece no importarle cuál será su final. Seducido y seduciendo, ofrece un filme libre en el que la adolescencia se cuenta desde un punto de vista interesante, que viene a mostrar la vida de una teen francesa de clase media alta, cuya máxima preocupación es el goce. Lo importante es que su madre, junto a su pareja, lejos de los reclamos, sólo intenta comprender qué es lo que Isabelle desea.

Por Paula Caffaro
@paula_caffaro