John Wick 3 - Parabellum

Crítica de Henry Drae - Fancinema

A LAS ARMAS LAS CARGA EL BABA YAGÁ

Por mucho que se llegue tarde a este fenómeno casi instantáneo que es John Wick, no puede dejar de recomendarse que se arranque por la primera parte y no se omita la segunda. No porque el desarrollo argumental sea demasiado intrincado, sino porque es la forma de justificar la escalada de violencia y de sentir que el personaje ve cómo el peligro lo va invadiendo de manera sofocante, a pesar de su natural “sobrehumanidad” para enfrentarlo.

De todos modos no está demás poner en situación al espectador que por alguna razón decide comenzar por esta tercera parte omitiendo las anteriores. John Wick (Keanu Reeves) es un ex asesino a sueldo, parte de una organización internacional, que en determinado momento colgó los guantes para casarse. Luego enviuda y cuando parece que podrá sobrellevar la soledad y el dolor con un pequeño cachorro, regalo póstumo de su moribunda esposa, el hijo de un mafioso local decide matar al animal y robar su auto por puro entretenimiento.

Wick no tiene otro remedio que regresar con todo y desatar un infierno, porque él no era un asesino más o como le decían algunos “el hombre de la bolsa”, sino a quien llamás para matar al hombre de la bolsa. La segunda parte, que comienza unos días después que la anterior, ya se encarga de desplegar toda la mitología y trasfondo del universo de este personaje y lo coloca en un punto de no retorno, aquel el cual será “excomunicado”, lo que significa que su cabeza tiene precio y ni siquiera tendrá un lugar como terreno neutral para no ser atacado, a la hora que sea.

Y allí es, minutos después de que concluya esa historia, que arranca Parabellum, con un John Wick corriendo bajo la lluvia con su nueva mascota, y esta vez por su vida. Y quizás esa sea una de las novedades en cuanto al perfil de estos asesinos que no tienen nada que perder. Wick ha perdido a su esposa, al perro que le regaló y luego a su condición de retiro pero no se rinde. Esta vez lucha por su vida y lo que intenta es sobrevivir, aunque se agregue también como motivación, el desmantelamiento de la Organización de la Orden Suprema que regentea a los Continentales, una cadena internacional de hoteles -de la que se viene una serie- cuya finalidad principal es la de albergar a esta casta de asesinos tan particulares sin que puedan agredirse ni hacer correr sangre en alguno de ellos cuando se encuentran alojados allí.

Claro que la travesía de JW no se limita a Nueva York, en donde cada persona, por inocente que se vea, parece pretender el premio de 14 millones de dólares por su cabeza, sino que también viajará en busca de un salvoconducto. Y bajo esas condiciones es que irá tocando a esos secundarios que vemos de gran nombre, como Anjelica Huston o Halle Berry, cuyos personajes son bastante reducidos en participación, casi como armando historias breves o etapas de un videojuego. Lo cual transforma esta fiesta de acción en algo que también se parece a una aventura.

No hay demasiado de nuevo en las coreografías de acción, aunque se agradece el agregado del humor y la creatividad en las maneras de matar que tiene Wick. En la segunda parte se comenta que en un bar mató a varias personas sólo con un lápiz, pero nunca anticiparon que lo veríamos usar a un caballo de escopeta o a un libro de hacha, entre otras cosas tan creativas como hilarantes. Las carcajadas vencen al morbo de lo sanguinario de las ejecuciones, al punto que un fan hizo un conteo por el cual descubrió que John Wick mató a más personas que Michael Myers de Halloween y Jason Voorhes de Martes 13 juntos, en todas sus sagas. Y lo peor de todo, es que no nos resulta excesivo.

Pero también hay que reconocer que las relaciones entre personajes son otra perla en sus rápidos ida y vuelta, como los que tiene el propio Wick con el gerente local del Continental Winston (Ian McShane) o Bowery King (Laurence Fishburne), que van de la lealtad a la traición y viceversa con una facilidad pasmosa. Y así es como, merced a la rapidez con que se dan vuelta esa clase de relaciones, nos encontramos con un final que sorprende pero que sube aún más la vara, como si se pudiera.

Los riesgos de aquí en más son grandes al haber renunciado a cerrar la trilogía, aunque los fans de la saga ya dejaron las pretensiones de lado porque claramente, sólo quieren divertirse.