Jack Reacher: Sin regreso

Crítica de Leonardo González - Río Negro

Lee Child es el seudónimo del novelista inglés Jim Grant (se puso Child para aparecer en las librerías entre Raymond Chandler y Agatha Christie). Grant trabajó durante casi 20 años en un canal de televisión de su país hasta que lo echaron por reestructuración de la compañía. Algo que lo dejó muy enojado y molesto. Con 43 años decide comenzar a escribir novelas en donde las historias son como una especie de “venganza” contra hombres corruptos, delincuentes y abusadores.

Jack Reacher nace para expiar los demonios y el enojo que Grant -ahora Child- tenía tras haber sido despedido injustamente. La primera novela, “Killing Floor”, salió publicada en 1997 y tuvo mucho éxito. El personaje es un ex Mayor del Ejército de la Policía Militar que vaga por Estados Unidos consiguiendo trabajos al paso mientras va involucrándose en investigaciones y situaciones peligrosas.

Un año más tarde de la publicación del libro Child se mudaba a Norteamérica para continuar escribiendo historias de Reacher, a veces narradas en primera persona y otros en tercera. En total, contando “Night School” que debería estar saliendo en estos días, lleva publicadas 21 novelas de este genial personaje.

Hollywood le puso el ojo y sobre todo Tom Cruise, ávido siempre de buscar historias nuevas que contar y por eso hace cuatro años tuvimos el estreno de la muy buena “Jack Reacher” (2012), basada en “One Shot”, noveno libro de la franquicia. “Jack Reacher: Sin Regreso” (2016) es una adaptación del décimo octavo: “Never Go Back”, del año 2013.

En este segundo film Reacher (Cruise) anda coqueteando con la Mayor Susan Turner (Cobie Smulders), la líder de la antigua unidad de la policía militar. Ella es quien ocupa el cargo que él tenía y, como lo ayudó en uno de estos casos en los que el ex militar se entromete, le prometió encontrarse para tener una cena juntos. Pero para cuando Reacher llega a la base Turner está bajo arresto acusada de traición, y no tardan mucho tiempo en incriminarlo también a él. Así que ahora tendrá que fugarse con ella de prisión, tratar de descubrir quién está detrás de esta conspiración y limpiar sus nombres. Ah, y mientras tanto lidiar con una supuesta hija (Danika Yarosh) que le acaba de aparecer.

Cruise decidió traer a bordo a su amigo Edward Zwick, con quien había trabajado en “El Último Samurai” ( 2003), para que se haga cargo del guión y la dirección. Y si bien Zwick no es un mal realizador, destruyó todo lo que había hecho su colega Christopher McQuarrie en la primera. El film de 2012 sorprendió por presentarnos a un personaje frío, metódico, inteligente, que utilizaba cualquier recurso necesario para obtener resultados. Además, tenía cierto sabor a las películas de acción de los años setenta y una música que complementaba todo muy bien.

Acá, Reacher se desdibuja, tal vez por mostrarlo más “humano”, o sensible, o por poner dos protagonistas más a su lado (eso hubiese estado bueno en una cuarta o quinta película, con el personaje más asentado). Smulders, Yarosh y Patrick Heusinger, que personifica a un asesino despiadado, están perfectos. Y el bueno de Tom hace lo que quiere, pero éste no es el Jack Reacher que nos presentó y nos dejó con ganas de más hace unos años. Es un film más: compacto, sin sorpresas, correcto y con moño incluido.

En este largometraje Reacher promete no regresar, y le pedimos que cumpla su palabra si va a volver de forma tan chata y mediocre. Vamos, Jack, que una más te bancamos. Pero hacelo bien, eh.