Jack Reacher: Sin regreso

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

En el año 2012 se estrenaba “Jack Reacher”, primero de lo que luego sería una franquicia, o una saga, que tenía en su haber, en principio, una muy buena presentación y construcción del personaje central, enigmático como pocos, casi fantasmagórico, y le daba la posibilidad a Tom Cruise de una muy buena interpretación. Al mismo tiempo sorprendía con la inclusión, en el personaje antagonista del héroe, a un villano paradigmático interpretado por Werner Herzog, todo un lujo, y poseía también el atractivo de Rosamund Pike como la compañera insustituible, la dama en peligro, a la que Jack debía rescatar, responsable por haberla involucrado. Todo esto dentro de un texto que se sostenía casi por si solo. Interrogantes que se le presentaban a los personajes y que el espectador era sorprendido mientras se develaban los mismos.
En esta segunda entrega tiene como anticipación el hecho que la responsabilidad del filme recaiga sobre un director consagrado como Edward Zwick el miusmo de “Tiempos de gloria” (1989), “Diamante de sangre”(2006) entre otras, que lo instalan como un muy buen contador de historias, técnico impecable, lejos de poder ser considerado un autor cinematográfico. El hecho es que en sus mejores producciones Edward Zwick contaba, como chispa inicial de los mismos, muy buenos guiones, situación que en ésta producción brilla por su ausencia.
Los primeros diez minutos tienen la tónica de su antecesora, instalación del personaje principal, Jack Reacher (Tom Cruise), y disposición del resto de los personajes, e introducción del, o los conflictos, el principal y el que debería constituir la trama paralela. El ex militar Jack Reacher ha vuelto primero como el hombre que se hace a si mismo, en defensa propia, primeras imágenes, claro está. Enseguida sabremos que en realidad es algo así como la “Brigada A” de una sola persona, equilibrando la justicia cuando ésta se ve inclinada hacia la corrupción.
En esta primera secuencia es ayudado virtualmente por la Mayor Susan Turner (Cobie Smulders), a la que sólo conoce por contactos telefónicos, con juego de seducción incluido. Ella, luego es acusada de traición, y nuestro héroe va a rescatarla, sin darse cuenta que todo es una trampa para hacerlo caer en desgracia. Lo dicho establecido en los primeros minutos.
Luego la historia, tropezando con la torpeza del guión, cae en un pozo narrativo y termina aplastado por la indivisa colección de catálogos de lugares comunes establecidos en todos los productos del género de acción y/o intriga de los últimos 121 años.
En el rescate e investigación para mostrar la inocencia de ambos se va el resto de las casi dos horas de proyección, se le suma la sub trama, novedosa por donde se la mire, de la posible paternidad de nuestro héroe, Samantha (Danika Yarosh), una quinceañera que será utilizada para establecer vínculos entre los tres caídos en desgracia,. y a la que tendrá que cuidar, salvaguardar, enseñar, además, por si esto fuera poco, y por el mismo precio, rescatar de aquellos que lo enfrentan.
Construida a partir de un muy buen montaje, que respeta el género, buena fotografía desde lo técnico y buenas actuaciones, esto sin lugar a duda, pero con un muy mal desarrollo y resolución de los personajes, principalmente los perversos e inescrupulosos malvados, toda una apología del maniqueísmo a ultranza.
Todo luce demasiado lavado, deslucido, muy evidente, sin sorpresas, con la previsibilidad hecha imagen y sonido, ya que la banda sonora tampoco aporta ninguna primicia ni búsqueda estética alguna, sólo intenta otorgarle algo de vértigo donde no lo hay, sin lógralo. Ergo, esto ya lo vi. Por ende, aburrimiento asegurado.
El filme tiene como subtitulo su propia condena, ¿Cómo se vuelve después de semejante traspié? Dicho esto desde la prosecución de la saga.