Isla de perros

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Inteligente, sensible y emotiva obra de animación para adolescentes y adultos

Por estas latitudes se sabe poco de la cultura japonesa. Siempre difundieron una imagen de ser estrictos y rígidos, con una conducta moral y ética intachable. El director estadounidense Wes Anderson toma esos vagos conocimientos que el resto del mundo percibe de ellos y realiza esta particular y original película de animación, destinada al público adolescente y adulto, porque hay dureza, crueldad, violencia, mordacidad, luchas políticas, etc., para retratar lo que hace el ser humano cuando no tolera lo distinto a uno y no sabe cómo manejarlo.

Para ejemplificar la idea, el film relata un conflicto entre humanos y perros. Cuando el alcalde Kobayashi, de la ciudad japonesa de Megasaki, decide expulsar a todos los canes enfermos que se encuentran ahí y trasladarlos a una isla cercana, que funciona como un basural no atendido como corresponde.

El pragmatismo del alcalde se contrapone con los científicos que en pocos días descubren una vacuna efectiva, pero éste la descarta para sostener su decreto, a la vez que se enfrenta a un grupo de jóvenes manifestantes que se oponen a la medida, aduciendo que la enfermedad fue creada a propósito por el mismo gobierno y, por si fuera poco, suma a un enemigo inesperado, su pupilo Atari, de 12 años, que vuela en una avioneta hacia la isla, para rescatar a su perro.

El realizador se vale de la animación y esta original historia para denunciar abiertamente a los gobiernos inflexibles, totalitarios e insensibles, donde el héroe es un chico y quienes lo ayudan para intentar lograr su objetivo son cinco perros, que hablan entre ellos, con voces de actores famosos. Cada uno tiene un pasado disímil y el destino los llevó al destierro, pero no desean resignarse a pasar el resto de sus vidas en ese horrible y desamparado lugar.

Pese a que suene absolutamente dramática, la realización mantiene un tono irónico-crítico y un espíritu de aventura, permitiendo que el espectador desee que Atari y los perros tengan éxito, y que el malo Kobayashi revierta su decisión.

El trabajo impecable de producción, se nota, no sólo desde la técnica y la estética, sino también desde el guión, que recurre a varios flashbacks para explicar ciertos hechos y a dividir la historia en capítulos.

Los personajes expuestos son sólo un ejemplo, porque podrían ser todas personas las que pertenezcan a los dos bandos, pero tal vez el impacto no sea el mismo puesto que la empatía existente entre los perros y los humanos, es mucho más sensible y emotiva.