Invisible

Crítica de Victoria Leven - CineramaPlus+

El tema de la maternidad y la coyuntura de “deseada o no deseada” es parte de la historia del cine que ha cambiado en los tipos de situaciones presentadas en cada relato ya que con los años varían las circunstancias, los patrones morales, la perspectiva sobre el hecho de “ser madre”, y hasta las edades que a lo largo de la historia de la humanidad han sido referentes del hecho de dar a luz un hijo.

Pienso en mis abuelas que con 17 años ya estaban en la vorágine de esa tarea, como algo incuestionable, o al menos si hubieran querido hacerlo difícil hubiera sido una salida alternativa. “Quitarse un hijo” de los vientres era algo más que prohibido, inmoral, pecaminoso y que ponía en riesgo la vida de la mujer. Hoy algunas de esas variables no han cambiado, al menos en ciertos países como el nuestro y Latinoamérica en general decidir “no tener un hijo ya engendrado” es ilegal, y hasta para algunos sin duda un hecho inmoral. Hoy en la clase media y alta no está bien visto, más aún es sancionado que una joven de 17 años sea madre, si ella tiene toda su vida por delante porque arruinarse la juventud con un hijo. Puede encerrar esto alguna verdad pero no deja de ser una generalización vacía, una frase hecha.

Otro aspecto clave en todo este paradigma es el rol del padre y la paternidad como tal en el marco social: un hijo debe ser de padre reconocido que ejerce lo que la sociedad le ha impuesto hacer, responsabilizarse de un hecho consumado aun cuando puede ser que ese niño por venir no sea deseado y más aún puedan sentirlo como una verdadera desgracia. Todo nos lleva a pensar que hay una afirmación que sigue vigente: “Tener un hijo debe ser algo deseable y el niño debe tener una madre y un padre que lo amen por el resto de su vida”. Claro, es natural, siempre sucede así! Lástima que la historia del hombre dice lo contrario.

El filme de Giorgelli aborda directamente este tema planteado: Ely, es una adolescente introspectiva y distante que transita el final del colegio secundario y vive sola con una madre depresiva. Su vida se reduce a una sola amiga y a un amorío sexual con un tipo casado, hijo del dueño de la veterinaria donde trabaja. Un día llega a oídos de su amante la frase: “Estoy embarazada”. Pero, antes de confesárselo, Ely ha tomado la decisión de no tener ese niño, idea que él apoya sin dudarlo y para cuya concreción ofrecerá las mejores condiciones posibles.

Qué sucede antes, qué sucede después es algo que Pablo Giorgelli decide narrarlo de una manera bastante particular. Es distante la mirada, es distante el personaje, la falta de expresividad atenta con la posibilidad de conectarnos con sus emociones en juego. Es débil en ese aspecto tanto por la construcción del personaje como por la actuación que no nos transmite absolutamente nada.

El final del relato que no cuestiono en su contenido, si lo cuestiono en su forma pues es inverosímil y absolutamente débil dramáticamente. Pareciera que han investigado poco sobre el universo femenino en la adolescencia y su vínculo con la identidad maternal como forma de ser en el mundo.

Un tema atractivo pero que en Invisible se ubica en el más obvio lugar común. Una propuesta que se pierde en sus buenas intenciones y ofrece pobres resultados.

Por Victoria Leven
@victorialeven