Infierno al volante

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Búsqueda implacable en segunda

Bajo la batuta del experimentado Patrick Lussier (Sangriento San Valentín), Infierno al volante 3D es un producto de acción que coloca a Nicolas Cage en el papel de Milton, un hombre impulsado por la ira tras la muerte de su hija y el secuestro de su nieta.

Al igual que en Mad Max y Búsqueda implacable (el notable film que protagonizó Liam Neeson hace 3 años) este relato acumula acción, humor, persecuciones y chicas hermosas, pero falla cuando entra en el terreno del género fantástico.

A Milton se une una camarera rebelde (Amber Heard) y ambos se lanzan a una carrera mortal (y automovilística) contra el líder de la secta (Billy Burke) que robó a la beba y planea sacrificarla en noche de Luna llena. Y hay mas: se está por desatar el infierno en la Tierra y los protagonistas también serán perseguidos por la policía y por un misterioso personaje conocido como "El Contador" (William Fichtner, de asombroso parecido a Eusebio Poncela).

Infierno al volante es como ver dos películas: una primera parte sólida y de ritmo sostenido, seguida por otra menos creíble, en la que no faltan destripes, sangre, autos veloces y muchos disparos (el 3D sólo ayuda en algunas escenas pero no aporta demasiado. El film cuenta con las participaciones de David Morse, un aliado del héroe, y Tom Atkins como el jefe de policía.

Nicolas Cage no está creíble en su personaje. Ni su postura, ni su mirada, ni sus extensiones lo ayudan a creerse lo que está haciendo. Sale airoso de los peligros y de un balazo en el ojo. Es un hombre que esconde un secreto mientras pelea con los locos de la secta.

Llaman la atención los pobres efectos visuales de la última parte, que parecen salidos de una vieja película de "Sábados de super acción".