Incendies

Crítica de Francisco Nieto - CineFreaks

Un rompecabezas absorbente

Con el aval que supone su inclusión como candidata por Canadà a la mejor película extranjera en los últimos Oscars, premio que al final recayó en la danesa En un mundo mejor (In a better world, Sussanne Bier, 2010) se presenta Incendies, último trabajo de Denis Villeneuve, realizador que goza de cierta reputación tras las buenas acogidas que tuvieron sus anteriores trabajos Maelstrom y Polytechnique.

Incendies está directamente basada en la obra Scorched, escrita por el libanés Wajdo Mouawad, quien aquí ejerce a su vez tareas de co-guionista junto a Villeneuve. Se trata de una obra dura, áspera, sin contemplaciones, que narra a partir de un drama familiar las vicisitudes de una guerra, la del Libano, y sus crueles consecuencias. La adaptación cinematogràfica que ha abordado el director canadiense capta en toda su esencia la crudeza y brusquedad de una historia que pone los pelos de punta: la de una madre de gemelos que, una vez fallecida, pide a través de unas cartas póstumas que investiguen sobre la existencia de un padre y un hermano de los que ellos no tenían conocimiento.

A través de la singular pesquisa familiar iremos conociendo de primera mano y mediante atinados flashbacks los trágicos acontecimientos vividos por esta aguerrida mujer, víctima y verdugo de un conflicto mostrado con extrema rudeza (en ocasiones demasiado extrema, como ocurre por ejemplo con las imágenes expiditivas en las que asisitimos a asesinatos indiscriminados de niños).

De todas formas, a pesar de la violencia traumàtica que muestra, estamos ante una película poderosa, inquietante y lírica a la vez. La fuerza de lo que se nos explica es tal que oculta todos los errores que se pueden encontrar. En el debe de la función podríamos aducir un cierto afán por enseñarnos de forma demasiado explícita la cara más tremenda de la situación. Algunas redundantes escenas escabrosas no aportan nada a la hora de explicarnos aspectos que ya se sobreentienden sin la necesidad expresa de cargar las tintas más de lo necesario. Con todo y con eso nos encontramos ante una propuesta arriesgada que merece tener toda la suerte del mundo en taquilla.

La interpretación de Lubna Azabal, actriz belga de quien tuvimos noticia en Paradise Now y Red de mentiras, sabe transmitir con su mirada todo el horror y la rabia de quien vive en primera persona tan tremebundo vía crucis.

Mientras tanto, el film también acierta al presentarnos la figura de los dos hermanos gemelos, metidos a improvisados detectives cada uno con su propia idiosincracia: mientras Jeanne enseguida se identifica con el sufrimiento de su madre (sobre todo cuando vive en primera persona el rechazo de un pueblo que ni perdona ni olvida), Simón se muestra mucho más escépico, y aunque de entrada parece no querer participar de la indagación -inducida por su difunta madre- paulatinamente, y a medida que vaya descubriendo la terrible verdad, se verá inmerso sin remediarlo en una espiral de sentimientos encontrados y confesiones verdaderas.

Y por si todo esto fuera poco Villeneuve nos aboca a un final antológico y edificador. ¿Puede nacer el amor del dolor más profundo?. Esta pregunta queda marcada a fuego en la mente del espectador y, desde luego, con los tiempos que corren un epílogo que invite a la reflexión ya es digno del aplauso más absoluto.

Recomendable a los amantes del buen cine sin concesiones.