Igualita a mi

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

El juego de las coincidencias

Sin dudas, la comedia es el género que mejor le sienta a Adrián Suar y el estreno de esta película lo confirma. Con dirección de Diego Kaplan (¿Sabés nadar?) y la cuidada fotografía de Félix Monti, Igualita a mí, acierta en la construcción de personajes y de una trama salpicada con humor y emoción.

Quizás la excesiva promoción de la historia le pueda jugar en contra, pero el relato se guarda un as en la manga y entretiene. Viendo los últimos exponentes (tristes) de comedias norteamericanas, el film de Kaplan se vuelve altamente interesante porque focaliza en Fredy (Suar), un cuarentón que construye un personaje "falso" sobre su persona.

El tiene 41 años, es un soltero empedernido y metrosexual. Prefiere pasar más tiempo en la peluquería (y caer en las manos de una siempre convincente Claudia Fontán) que trabajar para unos inversores que quieren apoderarse de una propiedad valiosa a través del engaño. Sus noches de boliche y conquista de veinteañeras parecen no parecen tener límites hasta que conoce a Aylín (Bertotti). Creyendo estar frente a un nuevo affaire pasajero, descubrirá que ella es su hija y las sorpresas no terminan ahí. Este encuentro le hará replantearse su vida, aunque le cueste perder lo que más aprecia: su propia libertad.

Igualita a mí tiene algún punto de contacto con Apariencias, film también protagonizado por Suar y con dirección de Alberto Lechi, en el que el personaje central construía una imagen falsa. Acá ocurre algo similar, cuando Fredy no puede aceptar ser padre y mucho menos...tener canas.

La relación con su hermano, con quien trabaja; con sus padres (para quienes sigue siendo el "nene" de la casa) y la posterior llegada de la familia de Aylín desde el Sur hará que el juego de las coincidencias encienda además el de los contrastes y haga crecer a la comedia.

De este modo,se suceden imágenes de los protagonistas viviendo en ventanas opuestas y separados por la calle; la serie de mentiras que descubre Aylín sobre el trabajo de Fredy y la eficaz escena de la visita al doctor. Todo encaja y convierte al film en un muy bienvenido pasatiempo, en el que ya nada será igual para los personajes.