Horizonte profundo

Crítica de Juan Manuel Álvarez Branda - Revista Spoiler

Entre los grandes estrenos de esta semana se encuentra Horizonte Profundo (Deepwater Horizon), la película dirigida por Peter Berg, también productor y director de "El Sobreviviente" (2013). Tanto en aquella entrega como en su nueva película, contó con Mark Wahlberg para el papel principal. En este caso, encarna el rol de Mike Williams, un jefe de mantenimiento de una plataforma marítima de la costa de Louisana, en Estados Unidos. Al reparto se sumó también Kurt Russell, figurita repetida de la filmografía de John Carpenter (The Thing, Escape de Nueva York), quien interpreta al Sr. Jimmy Harrell.

La cinta está basada en el accidente -o no tanto- de un escape de petróleo ocurrido en la base de British Petroleum en la llamada Deepwater Horizon en abril del año 2010, logrando así el peor derrame de esta sustancia en la historia de los Estados Unidos. Mike Williams, casado con Felicia (Kate Hudson) y con una hija en su haber, Sydney (Stella Allen), viaja mar adentro a trabajar durante tres semanas en la plataforma marítima donde se excava con el objetivo de obtener petróleo. Allí conoce a Jimmy Harrell, un experto en seguridad marítima. Cuando el sistema se somete a pruebas de rutina (las cuales en una primera instancia habían sido desestimadas), los mecanismos comienzan a fallar. Y allí comienza esta aventura dramática, con algunos momentos de inmersión destacados.

Se podría decir que la película es un tratado de la comunicación. Ficcionalizada por los guionistas Matthew Michael Carnahan y Matthew Sand, el filme explota las situaciones comunicativas entre los personajes principales como el de Mark Wahlberg con su esposa o el de los operarios al llegar a la base, que está en medio de un tumulto por los trabajadores arribando al lugar, además del ruido del helicóptero, no permite a los personajes comprender lo que se dicen entre sí. Esta perspectiva narrativa está muy presente en el metraje y es una gran herramienta ideológica para contarnos el conflicto de la historia. Peter Berg aprovecha estas ideas del guión para contrastar el lenguaje de los trabajadores con los de los directivos de BP, y lo hace muy bien.

Otro gran elemento que nos ofrece la película es el elemento heroico. Los personajes toman ese rol y se comportan como tales sin caer en la inverosimilitud que puede llegar a producirse por el contexto diegético. La pantalla nos ofrece la posibilidad de ver héroes construidos (más allá de algún chiste pavo hollywoodense para cubrir presupuesto) y llevados a cámara a partir de arquitectura guionística.

Quizás uno de los puntos flojos sea el paso abrupto del primer acto, que se extiende en tiempo de pantalla, al segundo, que tal vez llega un poco tarde, ya que el director entiende que el tópico de la película es uno que el común del público pueda no llegar a comprender inmediatamente, así que recurre a verbalizar y explicar la antesala del conflicto.

Ante todo, tenemos una buena película y sobre todo una buena historia para disfrutar en el cine. Posee algunos momentos dramáticos y de suspenso sostenidos por el montaje alterno que generan instantes de inmersión profundos. Recomendada.