Historias cruzadas

Crítica de Javier Mattio - La Voz del Interior

Redención asistida

Nuevamente, el doblaje de un título fílmico no le hace justicia al original, y hay que comenzar por allí para explicar mejor de qué se trata Historias cruzadas; The Help, tal su nombre en inglés, señala tanto al servicio doméstico brindado por extensas generaciones de mujeres negras en hogares blancos en el históricamente racista sur estadounidense, como al libro homónimo que escribe la valiente Skeeter Phelan (Emma Stone), recopilando los testimonios de explotación y humillación narrados por las mucamas afroamericanas de la localidad de Jackson (Mississippi) en la década de 1960, en plena batalla social por la expansión de derechos civiles.

Y es esa conmovedora y solitaria "ayuda" ("Help", también, en inglés) la que le presta la joven periodista blanca en ciernes a la comunidad femenina negra mientras se inicia en un periódico local, soñando con un mejor puesto en Nueva York, desde donde le encargan el libro en cuestión.

Cruzada antirracista que busca hacer de la película, además de un relato clásico, un rotundo mensaje, tal vez demasiado remarcado. Por eso, el filme es progresista en su contenido pero conservador en sus medios, incluso a veces ingenuo, con una historia que varía entre el modesto retrato costumbrista con cuidada fotografía sureña y cierta exageración de telenovela (¿cinenovela?), más que nada en el personaje cruel e híper-racista de Hilly Holbrook (Bryce Dallas Howard), archi-enemiga aristocrática de la más intelectual y justa y humilde Skeeter.

En ese sentido, Historias cruzadas adolece de una larga lista de estereotipos y clichés puestos en función de sus intenciones pedagógicas, si bien también es cierto que el filme es noble en algunas escenas y personajes, como el de la encantadora y graciosa Minny Jackson (Octavia Spencer), que con la humanidad de sus expresiones supera la ternura racial a la que apunta su rol.

Aunque la mayor proeza yace en la dignidad protagónica de Emma Stone, superpuesta sobre la dignidad moral del filme al ponerse éste al hombro y sostenerlo en su transcurso, exhibiendo una solidez hasta ahora ejercitada en los terrenos más incorrectos de la comedia norteamericana, como en Se dice de mí y Loco y estúpido amor. Stone, sí, es la gran ayuda.