Hasta los huesos

Crítica de Cristian Olcina - 100% Cine

Hasta Los Huesos es como una especie de Anti-Crepúsculo, un filme sórdido, macabro, perverso, artístico y trágico, donde se analiza la condición de monstruos de los protagonistas mientras surge la atracción. En el link la crítica escrita completa y la crítica radial completa, más informal, en versión de audio o de video, en los reproductores de audio solo de Spotify, o de YouTube con video.

Hasta Los Huesos es una película que trata la historia de unos personajes llamados devoradores, en un primer momento, viendo el tráiler, puede parecer que son vampiros; pero en realidad son como una especie de raza distinta de la evolución humana, dónde estos personajes se ven obligados a comer carne humana, desarrollan ciertos sentidos, y cierto olfato especial, que les permite encontrarse entre ellos. Como conseguir carne humana no es tan fácil, muchos de ellos se verán tentados a matar, y eso los hace peligrosos, y muchas veces entre ellos mismos no se juntan justamente por esa conciencia de la peligrosidad que tienen.

La protagonista es una joven negra de 18 años que en una de las primeras escenas es como que va a chupar el dedo de una amiga, pero se lo termina mordiendo, como queriéndolo comer, este incidente hace que su padre la mudé de ciudad, pero que luego de esta mudanza, finalmente el as su vez abandone, pero dejándole unos audios que cuentan su historia y diciéndole que la madre, quien la había abandonado muchos años antes, estaba viva todavía, y le dice dónde está. Esta chica empezar un viaje por distintas ciudades del país, porque no tiene plata para ir directo, y así llegar a visitar a su madre, para conocer plenamente su historia. En el camino conocerá a otro de los devoradores, interpretado por Mark Rylance, un señor mayor que le enseñará varias cuestiones sobre esa especie, o sobre esa raza, si podemos llamarla así; y luego ella decide seguir camino, donde nuevamente encontrará otros devoradores; pero el que más se destaca es un muchacho joven blanco interpretado por Timothee Chalamet, con el cual, al ser ambos jóvenes, lindos, y con una problemática similar, surgirán sentimientos obviamente.

La película es como la versión sórdida, adulta, y artística de lo que sería Crepúsculo, como una historia de amor y de búsqueda, signada por la maldición que tienen esos cuerpos, y su cercanía a la muerte; y esto repercutirá a lo largo de todo el metraje, dónde el espectador será invitado a reflexionar sobre el dilema que tienen estos personajes, y ellos mismos lo harán también, en sus acciones, o bien, diciéndolo explícitamente, como uno de los personajes que dice tanto en la película, como en el tráiler, que las opciones son “o comer carne humana, o encerrarse para siempre en una institución, o matarse”.

El filme no está interesado en tener escenas de acción o enfrentamientos entre facciones, sino más bien en explorar el conflicto humano de los personajes, o también podríamos decir el conflicto de falta de humanidad de esos personajes, porque al tener ese deseo y esa necesidad, eso justamente la aleja de la humanidad. La narrativa del filme es más cercana a cine arte que a una película comercial, y es una película para reflexionar. No es algo pasatista por el solo hecho de hacer dinero, sino que hay una búsqueda artística, y en esa búsqueda está el mayor mérito de la película, pero también lo que le puede alejar del público en general; que quizás la puede encontrar pretenciosa o aburrida inclusive. En algunos casos la película tiene cierta pretensión artística, aburrida no es, pero sí es un tanto lenta, y no es una película breve; por ende, algunos espectadores acostumbrados al cine más acelerado pueden desengancharse de la trama mientras esperan que ocurran acciones más concretas. Pero aquí nos encontramos con un filme interesante, más para festivales que para hacer dólares en la taquilla. Es válido de ver, pero que es difícil de recomendar; queda a criterio del espectador sí pagar o no la entrada.

Cristian Olcina