Había una vez... en Hollywood

Crítica de Bruno Calabrese - Cine Argentino Hoy

Tributo al Séptimo Arte. Crítica de “Había una Vez en Hollywood” de Quentin Tarantino.InicioEstrenosTributo al Séptimo Arte. Crítica de “Había una Vez en Hollywood” de Quentin Tarantino.

21 agosto, 2019 Bruno Calabrese
Un actor de televisión y su doble de riesgo, se embarcan en la odisea de convertirse en estrellas de la industria cinematográfica, en la misma época de los asesinatos de Charles Manson en 1969, en la ciudad de Los Ángeles. Por Bruno Calabrese.

Cuesta mucho ser objetivo con Tarantino, cuando uno recorre su filmografía y vuelve a ver sus películas, no puede más que esperar con ansias ver su próximo proyecto. El universo del cineasta tiene un vasto recorrido por todos los géneros, desde el bélico hasta el western, historias de mafiosos y pandillas, venganza y slasher. Un repertorio variado y para todos los gustos de una mente maestra que hace que cada vez que estrene vayamos con la expectativa por las nubes y la exigencia aumente. Muchas veces, cuando las expectativas están arriba uno sale insatisfecho o con una sensación de poco, pero en el caso de Tarantino esas expectativas son cumplidas casi siempre, dejándonos con ganas de que eso que estamos viendo no termine más.

Lo mismo vuelve a pasar en su novena película, “Once upon a time… in Hollywood”: esta cinta nos presenta la historia de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) una estrella en el ocaso de su carrera televisiva y que busca hacerse de un nombre como protagonista en el cine, y su peculiar amistad con Cliff Booth (Brad Pitt), su doble de acción. A la vez que nos cuenta y de alguna forma que no puedo mencionar del todo, como Sharon Tate (Margot Robbie) y su trágica historia con la familia Manson, se cruza con este dúo de inadaptados Hollywoodenses.

El guion de Tarantino es una joya en toda la extensión de la palabra. Al igual que “Inglorious Bastards”, el director toma un hecho histórico y lo reinventa, generando en el espectador la tensión necesaria para lo que va a ser el momento final, el crimen de Sharon Tate por parte del Clan Manson. Quentin juega con eso y construye el suspenso a partir de nuestro conocimiento sobre el tema. De esta manera se evita tener que presentar a los siniestros personajes que formaban parte de la secta, o mostrar el sadismo con el cual asesinaban a sus víctimas. Este elemento sirve para imprimirnos terror en una de las mejores escenas, cuando Cliff concurre al Rancho Spahn, donde se hospeda el clan, una suerte de mini película de terror al puro estilo “La Masacre de Texas” del año 1974. La ambigüedad que produce en nosotros los tiernos hippies en esa escena es lograda gracias a lo que uno sabe sobre “La Familia”, y esa es la clave sobre lo que se apoya el director para trasladarnos a esa momento y provocarnos miedo. Todo ese tiempo ahorrado en la presentación de los personajes el director lo utiliza para rendir homenajes al cine, de todos los tiempos, ya sea el western como el bélico y el cine de terror, así como también a grandes series de finales de los sesenta como “Mannix” y muchas más que no vale decir para no arruinar el efecto sorpresa.

Por el lado de las actuaciones, cada personaje tiene su razón de ser. Incluso los cameos inesperados de sus actores fetiche, así como la nueva generación, con la incorporación de la hija de Uma Thurman, Maya Ray y de Sarah Margaret Qualley (brillante en ese juego de seducción permanente con Cliff). Todo junto logra hacer que todas las piezas funcionen como un reloj mecánico, haciendo destacar a los personajes de DiCaprio y Brad Pitt, los más entrañables de su carrera. Pero nada de eso sería posible de no ser por la mano mágica de Tarantino, este deja que la cinta se tome su tiempo y que, de forma inesperada, nos mantenga atentos a una trama en la que parece que no sucede nada, al contrario, es como si hiciera un tratamiento ensayístico sobre sus personajes y su contexto, un Hollywood nostálgico y mágico, que culmina en un suceso muy oscuro y que aquí el cineasta nos ofrece un final violento que puede resultar polémico para quien conoce los hechos pero que se ajusta al discurso imperante en todo el film, “Vamos a darle a Hollywood lo que Hollywood quiere”.​

La música es otra de las estrellas en esta película, siendo probablemente uno de los mejores soundtrack en la carrera de Quentin, presentada de manera muy natural, a través de una emisión radial refleja justo un salto al pasado donde la radio, el cine y la televisión eran los reyes de la cultura pop.

Como dijo Brad Pitt: “Erase una vez en… Hollywood” es una carta de amor a una industria que amamos, odiamos y adoramos. Y a una ciudad que amamos, odiamos y adoramos”. Una joya para ser analizada y revisionada una y mil veces, como todas las películas de Tarantino, el genio que logra plasmar en la pantalla el tremendo bagaje cinéfilo que ronda en su cabeza. ¿Es la mejor de su carrera? A primera vista es difícil saberlo, sus films merecen una relectura o ver varias veces para darnos cuenta. Lo que si podemos saber es que es una de las mejores películas del año y candidata firme para los premios Óscar.

Puntaje: 100/100.