Francofonía

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

En el último tiempo, el cine documental, o aquel que al menos linda con la documentación sobre museos y su relación con la historia, ha generado un sinfín de productos que forjaron el interés de los espectadores por conocer más detalles sobre la erudición que estos espacios generan en ellos.
Qué es un museo. Cómo definir el espacio y el lugar que los mismos pueden cumplir y atravesar, en sí mismos, sobre la historia y los cuerpos de aquellos que los recorren, son tan sólo algunos de los disparadores que este tipo de películas han abierto.
Si “El Arca Rusa”, de Alexander Sokurov, nos trasladaba directamente al Museo del Hermitage de Rusia en San Petersburgo, y “Museum Hours” de Jem Cohen, buscaba el acercamiento a un instante en la vida de un cuidador del Museo de la Historia del Arte de Viena, en donde la realidad y la ficción se mezclaban.
En esta oportunidad “Francofonía” (Francia, Alemania, Holanda, 2015), nuevamente el realizador ruso Sokurov aprovecha las experiencias anteriores para canalizarlas en una película que busca, a partir del archivo, las imágenes ficcionadas, y la contemplación de detalles, la historia del museo Louvre y la injerencia que el nazismo ha dejado en él.
La narración con voz en off y una ficción apenas esbozada, el director busca alguna explicación sobre el lugar que los nazis decidieron tener durante la ocupación que llevaron adelante durante la Segunda Guerra Mundial, a partir del relato de Jacques Jaujard y el conde Franz Wolff-Metternich, y cómo ellos determinaron una línea clara sobre la relación del arte con el poder, dictamen que aún sigue vigente.
Es curioso cómo Sokurov juega con el material, y cómo también nos propone el juego a nosotros, quienes como espectadores sólo podemos apreciar aquello que presenta y poco a poco configurar cómo el arte puede ser contenido dentro de un complejo entramado político y social en el que, más allá de entender que la cultura siempre separó y dividió, en este punto también se la imaginó como lugar de refugio y rebeldía.
Sokurov siente al Louvre como el centro de la cultura, y a París como la ciudad en la que la circulación de las obras posibilita que su discurso de resistencia avance a fuerza de hechos concretos y otros imaginados a partir de la ilustración académica más clásica.
El juego principal de “Francofonía”, una hermana menor no declarada de “El Arca Rusa”, es generar un paralelismo entre la ocupación de París y el sitio de Leningrado, entre el dejarse enredar de unos y la resistencia otros.
La principal idea que se expone en este filme es la de cómo la cultura puede pensarse desde un lugar en el que más allá de los intentos por borrar o hacerla desaparecer, la complicidad entre partes, ha posibilitado que, en definitiva, se continúe pensando al arte, en cualquiera de sus expresiones, como uno de los complementos esenciales del hombre.