Francofonía

Crítica de Carlota Moseguí - Otros Cines

Otra noche en el museo

“¿Que sería de Francia sin el Louvre? ¿Y de Rusia sin el Hermitage?”, pregunta la persistente voz en off de Alexander Sokurov mientras nos guía por su nueva y laberíntica película, Francofonía, presentada en la sección oficial del Festival de Venecia 2015. Trece años después de rodar El arca rusa en el Hermitage de San Petersburgo, el cineasta ruso vuelve a mostrar las entrañas de un museo, concretamente el corazón del Louvre.

En esta ocasión, el ganador del León de Oro por Fausto define este mausoleo del arte como un símbolo de la identidad francesa: su oda al país galo es ante todo una obra sobre la historia y el nacionalismo galo. Para ser más exactos, Francofonía deviene un ensayo sobre la relación entre el arte y el poder filmado a través de la alternancia entre dos de las mejores facetas de su director: la revisión (crítica) de un episodio histórico y sus fábulas de ensoñación. Se trata de una deslumbrante obra híbrida, que constantemente varía su lenguaje cinematográfico, saltando del género del documental sobre arte a una composición próxima al poema visual.

Por otro lado, Sokurov no concentra su mirada en las colecciones exhibidas en el Louvre, como si ocurría en National Gallery. A diferencia del documental de Frederick Wiseman –autor que también presentó su nueva obra de no-ficción, In Jackson Heights, en Venecia–, Sokurov retrata este templo de la cultura sin distraerse demasiado en la filmación de pinturas o esculturas.