Fausto

Crítica de Regina Fallangi - Cine & Medios

Cuídate de los infelices

Dirigida por Alexander Sokurov, probablemente el mejor director ruso de estos tiempos, la película es una adaptación libre de la obra de Goethe. Una reflexión filosófica, no una adaptación literal del libro.
Fausto (Johannes Zeiler) es un hombre sabio, pero insatisfecho porque es consciente de la limitación del conocimiento, y en eso radica su infelicidad.
La cámara desciende desde el cielo, y nos encontramos a Fausto y a su ayudante, diseccionando un cadáver, en su dialogo surge la primera pregunta: “¿existe el alma?”. De ahí en mas, estamos al lado de Fausto, viviendo lo tortuoso de su insatisfacción, su búsqueda, sus preguntas, y el camino que recorre junto al diablo (Andon Adasinsky) , en el que se engañan mutuamente, se mienten, se odian y se necesitan. Hasta que llevado por el deseo, Fausto firma el pacto con sangre.
Como en todo el trabajo de Sokurov, la estética tiene un enorme peso. Desde la primera escena, la película tiene la oscuridad y el contraste de una obra de Rembrandt. Toda la historia esta armada en forma casi pictórica, con un uso excelente del claroscuro y la distorsión, logrando una estética cruda, oscura y hasta grotesca, para representar la atmósfera opresiva en que se desarrolla. Sumado a eso, la recreación de época es excelente; cuidada hasta en el más mínimo detalle, logra definir el carácter tortuoso de los personajes.
La música es exquisita, y tiene una mezcla de sonidos incidentales con voces en off, como si las voces del inconsciente se mezclaran con la realidad, representando las dudas y la ambivalencia de Fausto.
La dirección es magnifica, y las actuaciones están a la altura, los protagonistas son notables, y también se destaca Georg Friedrich como Wagner, el tortuoso ayudante de Fausto.
Por momentos podríamos decir que resulta un tanto retórica y redundante. La película es densa, no es fácil de llevar, ni accesible, pero en algún momento, sin darnos cuenta estamos sumergidos en la historia, padeciéndola junto al protagonista, con ese inconformismo de quien comprende mucho, pero no puede comprenderlo todo.