Espejito, espejito

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

Blancanieves en su versión no enjoyada

Desde la primera versión cinematográfica en 1937 hasta la actualidad Blancanieves siempre se presentó como un ser tierno, bondadoso y carente de espíritu salvaje.

En cambio el director hindú Tarsem Singh propone una adaptación más libre que la original.

La película comienza con la voz en off de la bruja o madrastra de Blancanieves, interpretado por Julia Roberts, contando todo lo acontecido desde el nacimiento de la niña hasta la actualidad de forma animada.

Pronto llegará el momento de descubrir sus rostros y su atuendo. Magníficos vestidos desfilan por la pantalla a excepción del joven príncipe -Armie Hammer- que en reiteradas ocasiones lo vemos en ropa interior como consecuencia tras un enfrentamiento con un grupo de pandilleros.

Los enanos son los pandilleros. Si, pero se presentan como esbeltos piqueteros que cortan el camino del bosque que une el reino con la aldea para robarle a quién pase por allí. Cuando la bruja manda a matar a Blancanieves, ella busca refugio entre estos pequeños seres y pronto recibirá un exhaustivo entrenamiento de combate.

Blancanieves pasa de ser una muchacha inocente de 18 años a una guerrera que se enfrenta con la fiera más temible del bosque. Roto el encantamiento la madrastra pierde su poder pero sobre todo su belleza que es mantenida bajo meticulosos tratamientos "naturales" para mantener la frescura de su piel.

Con sus pestañas arqueadas, cejas abultadas y una boca en forma de rojo corazón, Blancanieves termina bailando cual canción hindú para cerrar con esta versión colorida y alternativa de cuentos clásicos.