En un lugar de Francia

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

Médicos a domicilio

Tomando como partida la vida de un médico rural “En un lugar de Francia” (Médecin de campagne, 2015), película de Thomas Lilti, protagonizada por François Cluzet y Marianne Denicourt, bucea en los pormenores de la difícil y desafiante tarea a la que día a día se exponen miles de doctores por vocación.

El filme comienza con Jean Pierre Welmer (Cluzet) recibiendo una trágica noticia sobre su salud. El personaje es presentado como un ser desconectado de la realidad y que en los detalles de la bata de su colega encuentra un sinfín de posibilidades para distraerse y evadir, una vez más la realidad.

Ante las inevitables consecuencias de un tratamiento al que deberá someterse, la llegada Nathalie (Denicourt) una compañera para formarse y tomar sus pacientes, se generará un enfrentamiento con ésta sin siquiera conocerla.

Lilti bucea en el detalle de casos y rutinas de aquellos que se atienden con Welmer, y habla también de una realidad diferente a la de la Francia cosmopolita de las películas más comerciales.

En cada consejo que comienza a darle a su compañera (“hay que dejar hablar al paciente, sin interrumpirlo”), en la descripción del lugar, un campo plagado de posibilidades pero también lleno de personas sin expectativas ni horizontes, y en la efectiva propuesta musical, el director va urdiendo con solidez la narración.

La obsesión por el trabajo, el rechazo a la incorporación de tecnología, y la reticencia al control médico consciente (tanto por parte de los pacientes, como de los propios profesionales), terminan por construir el escenario ideal para que Jean Pierre y Nathalie forjen una amistad y una colaboración entrañable y algo más.