En la cuerda floja

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

En la cuerda floja de Robert Zemeckis, recorre parte de la vida de Philippe Pettit que fue un artista callejero en Paris que comenzó una apasionada búsqueda del perfecto lugar del cual colgar una soga para hacer equilibrismo.
En esa maravillosa búsqueda, se topo con lo que sin lugar a dudas es uno de los mas icónicos símbolos de los últimos 50 años, las torres gemelas. Pettit está encarnado por el genial Joseph Gordon-Levitt, y es al mismo tiempo creíble y exagerado, una mezcla entre las caricaturas de personajes de Moulin Rouge y una bio pic.

La película está escrita y dirigida por Robert Zemeckis, un director que entro de lleno al corazón de los cinéfilos de varias generaciones cuando estreno en 1985 Volver al futuro” que no fue su primer película, pero si la primera que apasiono al publico de todo el mundo. Su filmografía es vasta y variada, pero desde que estrenó en el 2000 el film Revelaciones (What lies Benneath), nunca pareció encontrar la profundidad ni la frescura que su cine solía tener.

Sin ser una de esas genialidades a las que nos tenía acostumbrados, En la cuerda floja, cuyo título original se traduce como “La caminata” es una linda película que nos transporta al momento en que los dos gigantes de hierro se vuelven el icónico símbolo del país más poderoso del planeta, mucho tiempo antes de volverse el símbolo de la decadencia de ese imperio.

Con una gran pericia técnica, uno de los mayores meritos del film es poder transmitir las emociones y sensaciones del personaje. Por un lado, las físicas, la pantalla envolvente y el 3D generan una impresión de vacío y vértigo que a más de uno podría dejar impresionado. Por otro lado, y aunque abuse un poco de la voz en off, la mirada de Gordon-Lewitt y la puesta del director reflejan el estado anímico y emocional que el equilibrista logra encontrar en esa, su comunión con el mundo.

No falta por supuesto una mirada sobre las torres, pero justamente esta, sorprende por su sutileza y falta de golpe bajo. El director construye desde la imagen, que es su punto fuerte y eso se nota y disfruta.