En la casa

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

François Ozon es dueño de una filmografía variada que encuentra en lo onírico y la digresión su punto máximo de creatividad. Con “En la Casa” (Francia, 2012), recién llegada a los cines argentinos, retoma la idea del sueño como hacedor de historias desde la perspectiva de un aburrido profesor de literatura (Fabrice Luchini) que se interesa por el relato intimista y particular que uno de los alumnos (Ernst Umhauer) comienza a desarrollar a modo de trabajo práctico.
Su esposa (Kristin Scott Thomas) también se interesa en él y entre ambos comenzarán a obsesionarse con la historia de un joven que busca en la casa de un compañero de secundaria (Bastien Ughetto) la posibilidad de ser normal y algo más.
Con un arranque que utiliza el fastmotion para reflejar el dinamismo de la juventud para luego detenerse durante toda la duración de la película en los detalles de una familia de clase media, la de Rafa (Ughetto), quien convive con sus padres (Emmanuelle Seigner y Denis Menochet).
El relato de lo que acontece (casi nada) dentro de esa vivienda comienza a construir una espiral de intriga basándose principalmente en si lo que relata Claude (Umhauer) es real o es ficción.
Germain (Luchini) decide ayudar al joven para que encuentre un estilo personal dentro de la narración que realiza sobre la familia hasta el punto de cometer algunas infracciones que le pueden jugar en contra. “La vida sin historias no vale nada” le dice y porque lo cree tan profundamente él y el joven lo toman tan al pie de la letra que el círculo vicioso entre ambos, con una sexualidad latente, que va in crescendo (se apoya mucho en la música incidental), hace que todos terminen siendo parte de la historia. ¿O es la historia secundaria que incluye e incorpora a ambos y su extraña relación de alumno y profesor interesado en él?
La vida es sueño, la historia no existe, el relato cuenta sobre la realidad, la realidad se vive a través de los ojos de Claude o de la mirada “editora” de Germain, quien no puede más que de otra manera que a través de la vida de los otros (literatura, arte, cine, etc.) vivir su propia realidad. Una realidad que de apoco excluye a su mujer (a la que nunca ayuda ni siquiera sabiendo que està por perder su trabajo).
Cámara subjetivas para reafirmar el carácter vouyerístico de “En la Casa”. Un constante espiar sobre los hombros del joven. Gente que vive a través de los ojos de los otros y que no puede armar siquiera un plan que no incluya a la otredad para mantenerse alerta y vivo.
Algunos tópicos como familia, esfuerzo y pasión, trabajados desde la ironía clásica de Ozon:hay una ama de casa que siempre está en la casa (valga la redundancia) pero que quiere todo el tiempo remodelarla, un hombre que cree que China es la salvación de su vida porque principalmente tiene mucha población y que vive mirando deportes en la TV y un joven que, excepto sus problemas con las matemáticas (por los que Claude ingresará en su vida, para darle una mano), no tiene otro motivo para seguir viviendo, ¿o sí?.
Arriesgada y perturbadora propuesta. Un espiral. Un rompecabezas a terminar por el espectador. Una crítica a la clase media burguesa que sólo encuentra en el consumo y en la rutina su razón de existir y que fue premiada en los Festivales de Toronto y San Sebastián.