En guerra con mi abuelo

Crítica de Franco Denápole - Funcinema

DE NIRO HACIENDO COMEDIAS OLVIDABLES

Tim Hill, escritor de las divertidas películas de Bob Esponja posee una faceta menos feliz como director de trabajos medio pelo tales como Garfield 2, Hop y la primera de las cuatro (!) películas de Alvin y las ardillas. En este terreno de producciones infantiles se mueve el encargado de llevar a la pantalla la adaptación de una novela del recientemente fallecido escritor de literatura infantil, Robert Kimmel Smith: The war with grandpa. Para ello cuenta con un elenco de estrellas recauchutadas del calibre de Robert De Niro, Uma Thurman y Christopher Walken haciendo un poco el ridículo. La película trata acerca de Peter, un niño de 12 años cuyo abuelo (De Niro) se muda a su habitación poco tiempo después de haber perdido a su esposa y quedarse solo. Con el objetivo de recuperar su habitación, Peter dará inicio a una guerra de bromas y burlas con su abuelo.

De Niro repite el rol de abuelo tosco pero cariñoso que tanto resultado le dio en las películas de La familia de mi novia, aunque esta vez sin estar respaldado por la creatividad de los escritores de estas comedias para establecer escenarios absurdos o enredos atrapantes. En este caso, el contrapeso del De Niro abuelito no es el genial Ben Stiller, sino que la responsabilidad (uno de los puntos cruciales para el funcionamiento de una película como esta) cae sobre el joven actor Oakes Fegley, quien ya había protagonizado Mi amigo el dragón en 2016. La química entre ambos no es mala, y la película puede sostener escenas que le dan algo de peso emocional al conflicto. Son otros los problemas que vuelven a En guerra con mi abuelo una comedia olvidable.

La falta de imaginación en las secuencias de bromas, el desvío ocasional hacia subtramas que no sostienen unos pocos minutos, el montaje descuidado, la actuación automatizada de los actores secundarios pero sobre todo el abuso de chistes algo anticuados y desgastados son los que hacen que ver la película sea por momentos un trámite tedioso. Mención aparte merecen una escena en la que De Niro y Walken juegan al quemado en unos trampolines y otra muy fuera de tono en la que De Niro tiene que recuperar un celular que se le deslizó dentro de la ropa de un difunto en el medio de un funeral.