El último traje

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

Un exorcismo poético

Una palabra no dicha, un abrazo no dado, una charla postergada, un destino perdido. Un corazón fragmentado, una vida truncada por el espanto. Un sueño roto, una mirada desesperanzada, un cuerpo deteriorado. El filme de Pablo Solarz, basado en su propia historia familiar, resulta un exquisito exorcismo poético en el cual el nazismo y sus consecuencias cobran vida.

Protagonizada por el argentino Miguel Angel Solá, que lleva a cabo una performance impecable, este filme indaga en la catástrofe más terrible de la historia. Abraham es un judío que huye de su familia argentina en busca de su pasado en su tierra natal, Polonia. Allí perdió todo: su familia, su casa y su mejor amigo. Es un hombre muy fuerte que logra sobrevivir al maltrato, la tortura, el hambre y el horror. Odia a todos los polacos, salvo al amigo que lo salvó, y piensa que todos los alemanes son nazis, sin excepción.

Pero a partir del viaje que emprende a los 90 años se cruzará con personas que poco a poco, le harán cambiar la visión del mundo. La película se rodó en Las Palmas de Gran Canaria, tras pasar por Buenos Aires, Madrid, París y Lodz (Polonia).

El director logra un relato conmovedor, con toques sutiles de humor que logra tocar las fibras íntimas del espectador. Un abrazo puede compensar mil años de espera.