El secreto de Adaline

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Joven por siempre

Mezcla géneros y arruina lo que podría haber sido una simple y buena historia de amor.

Después de ver El secreto de Adaline probablemente no se sepa si se trata de una tomada de pelo, de una comedia para pocos o de un verdadero desastre. Adaline Bowman (la hermosa Blake Lively) nació en 1908 y en 1937 sufre un accidente automovilístico que casi le cuesta la vida, si no fuera por un rayo que le cae para revivirla y dotarla de una cualidad imposible: la juventud eterna.

Su belleza se mantendrá intacta con el paso de los años y el milagroso atributo será explicado en el año 2035, según nos adelanta una voz en off. Conocerá al primer hombre de su vida, se casará y tendrá a su única hija. Luego el destino se llevará a su marido en otro accidente y ella continuará con su lozanía perenne durante todo el siglo 20.

Por supuesto, Adaline levanta sospecha, a su alrededor todos envejecen y ella sigue joven y bonita. Es por esto que se ve obligada a cambiar de identidad cada tanto, a huir a otros lugares y a empezar una nueva vida bajo un nombre falso. Así llega hasta el presente, donde conoce al muchacho del que se volverá a enamorar, Ellis Jones (Michiel Huisman). Pero si todo esto parece demasiado, lo peor viene a la mitad del filme, con la aparición del padre de Ellis, William Jones, interpretado por un lamentable Harrison Ford.

El secreto de Adaline, dirigida por un ignoto Lee Toland Krieger, está en la misma sintonía que Un cuento de invierno (con Colin Farrell) o que algunos dramas románticos basados en novelas de Nicholas Sparks. Sin embargo, la mezcolanza de géneros (película de fenómenos, ciencia ficción, romance, drama) y la trama ambiciosa arruinan lo que podría haber sido una simple y conmovedora historia de amor.

En El lado luminoso de la vida (2012), por ejemplo, funcionan todos los lugares comunes. Su director David O. Russell comprende el género que aborda y lo demuestra contando una historia perfecta. Incluso hasta la maltratada 50 sombras de Grey maneja los estereotipos y la cursilería de una manera que es consecuente con la historia. Aquí no sucede nada de esto y Lee Toland Krieger hasta atenta contra lo que podría haber tenido de honesta e inteligente: cree que envejecer es lo que vale la pena.

La explicación de la Luna y su influencia sobre la conducta de los humanos podría ser el indicador de que se trata de una joda. Pero no, la cosa va en serio y eso es lo más terrible. El secreto de Adaline es una película que subestima al espectador y le falta el respeto, en el peor sentido, al cine.