El sable

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

El cine político continúa atravesando un buen momento en la producción nacional. O al menos habrá que saber que hasta que la cosecha 2014/2015 se termine de estrenar tendremos oportunidades de poder repasar la historia reciente.
Además, las posibilidades expresivas con las que en la actualidad la mayoría de los realizadores cuentan, hacen escapar las producciones de lugares comunes y puestas en escena tradicionales, datos que revalorizan la narración y el enriquecimiento de aquellos productos que, sabiendo que se arriesgan, sumarán un plus a su propuesta.
En “El sable” (Argentina, 2015) de Nahuel Machesich propone, a partir de un objeto concreto, el que da el título al filme, armar una compleja trama reticular a partir de la cual se inviste al objeto en cuestión con los anhelos y esperanzas del movimiento político peronista.
Así como grandes realizadores se han manifestado proclives a la figura de Perón y su línea estratégica en la política, piénsese a Pino Solanas, o a Leonardo Favio como claros exponentes de un cine que manifestó su inclinación, en el caso de Macehsich también hay una definición de él mismo como político.
Este joven director aprovecha el momento “tecnológico” actual para atravesar su reflexión y mirada de una multiplicidad de recursos, los que no hacen otra cosa más que potenciar el discurso que se enumera.
Así, la resistencia peronista ante todos los embates que a lo largo de su historia ha sufrido, terminan por proyectar en el sable de San Martín su profunda y dolorosa gesta, la que, enmarcada en un contexto popular y nacional, supo por distinguirse y consolidarse como la que más adhesiones ha logrado a lo largo del tiempo.
Pero también ha sido la que mas detractores obtuvo, y en ese contraste de intereses es en donde el director reposa su mirada, afinándola hacia el primer “bando” y buscando a partir de entrevistas, imágenes de archivo, recreación de situaciones animadas y demás, el contexto ideal y también necesario para que todo acontezca.
Si el sable se convierte en el emblema a conseguir por los jóvenes que adscribieron al peronismo durante las décadas del 60 y 70 del siglo pasado, Macehsich bucea en la compleja y profunda reflexión que sobre el mismo se ha hecho.
El peronismo entendido como un todo, comienza a partir de la búsqueda de otra definición, diferentes vertientes, y quizás en las más radicalizadas y extremas es en dónde se supo conformar un movimiento, vigente hasta hoy en día, que terminó por definir gran parte de la situación política y coyuntural de un país que necesita redefinirse a sí mismo en un momento como el actual, pasado por lavandina y lleno de globos amarillos.