El robo del siglo

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

Un botín de oro, sin armas ni rencores

El 13 de enero de 2006 cuatro hombres entraron al banco Río de Acassuso, se encapucharon y mostraron armas. Tomaron de rehenes a más de 30 personas mientras los canales de noticias transmitían la situación en vivo. Tras la masacre de Ramallo, en 1997, cuando dos rehenes murieron tras el mal accionar de la Policía Bonaerense, cualquier caso que involucrara a personas inocentes era un tema demasiado delicado, y la precaución era extrema. Los delincuentes lo sabían, y por ello jugaron al "robo exprés" que salía mal, cuando todo era un engaño. El grupo había preparado el robo durante meses, y cavaron un túnel que iba desde un desagüe hasta la pared del sótano del banco. Decidieron entrar por la puerta principal para evitar que las alarmas de seguridad los rastreen, pero se fugaron por el boquete con lo robado de 145 cajas de seguridad y transportaron todo en unos botes a través de los conductos de agua. "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores", decía una nota escrita por el líder de la banda en la reja de la bóveda.

Fue un robo de película. Nadie podía creer en el momento de su desenlace, e incluso mucho tiempo después, el engaño que habían realizado los cuatro ladrones. "La realidad supera la ficción", dice un conocido refrán que resume muy bien el robo a la sucursal al Banco Río en 2005. Y a esa frase había que agregarle ahora que a veces la realidad crea la ficción, como sucede en "El robo del siglo", filme dirigido por Ariel Winograd en el que se dramatizan los hechos ocurridos en ese cinematográfico acto criminal.

Fernando Araujo (Diego Peretti), cerebro y ejecutor del golpe, que poco tenía que ver con el mundo delictivo, conoce a Vitette Sellanes (Guillermo Francella), un ladrón veterano, y lo convence de planear el robo junto a sus dos amigos, Marciano (Pablo Rago), y El Doc (Mariano Argento) al que se le suma Beto de la Torre (Rafael Ferro). Vitette será el encargado de hablar con Sileo (Luis Luque), mediador de la policía bonaerense para ganar el tiempo necesario y que los demás cómplices dentro del banco vacíen las cajas de seguridad.

Suspenso, humor, drama y policial son algunos de los géneros por los que pasa este filme de atraco, que si bien por momentos peca de enaltecer a los delincuentes -más por su ingenio que por su objetivo-, en buena parte de la película genera cuestionamientos sobre quiénes somos y qué nos motiva a hacer lo que hacemos. Mientras que para Araujo es una cuestión de principios, para Vitette significa un retiro "honorable" a la vista de su familia, por ejemplo. Vale decir que en Argentina, desde el 2001, el corralito y la inestabilidad financiera, los bancos han pasado a ser para gran parte de la sociedad el enemigo mayor, por lo que filmes como este, y el del año pasado "La odisea de los giles", pasan con buen ojo ante los espectadores, que no ven tanto un delito sino más una revancha ante estas empresas. Es por eso que en dos escenas del largometraje se trata el tema del mensaje que literalmente quieren dejar los ladrones, que finaliza con "... es solo plata y no amores", como imponiendo un recato moral ante la ilegalidad del hecho.

Con grandes actuaciones de Francella -vale decir, aquí un "Pepe Argento" del hampa pero que funciona-, Peretti y Luque, y gracias a la genial visión de Winograd poniendo los ingredientes en su justa medida para llevar adelante la historia, "El Robo del Siglo" es el primer tanque nacional del año, y sin dudas será uno de los mejores estrenos de 2020.