El reencuentro (USA)

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

El pasado que atormenta

El último film del autodidacta realizador norteamericano Richard Linklater, Last Flag Flying (2017) aquí titulado El Reencuentro, es la adaptación de la novela homónima de 2005 del escritor estadounidense Darryl Ponicsan, quien escribió a su vez el guion. Según el propio autor, la novela es la secuela de su primera novela, The Last Detail, publicada en 1973 y adaptada ese mismo año por Robert Towne para la película homónima dirigida por Hal Ashby y protagonizada por Jack Nicholson, Randy Quaid y Otis Young.

Aquí, un ex militar veterano de la Guerra de Vietnam, Larry Shepherd (Steve Carell), apodado Doc por sus compañeros, emprende un viaje para reencontrarse con dos de sus camaradas, Sal Nealon (Brian Cranston) y el Reverendo Richard Mueller (Laurence Fishburne), para que lo acompañen al funeral de su hijo Larry Jr., muerto en Iraq al principio de la invasión norteamericana que tuvo como pretexto infundado la supuesta búsqueda de armas de destrucción masiva producidas por el dictador otrora aliado de Estados Unidos, Saddam Hussein.

El opus trabaja con el pasado de los personajes, revelando vivencias y traumas producto de su experiencia en el conflicto asiático que los tres personajes han intentado infructuosamente olvidar y regresa cual síntoma psicológico. Lo reprimido surge en Larry como tristeza y fracaso tras ser encarcelado asumiendo toda la culpa por la muerte de uno de sus compañeros y el robo de morfina mientras que Richard abraza la religión católica como mecanismo de distracción y absolución y Sal se sumerge en la bebida y la vida nocturna de su bar venido a menos.

Linklater y Ponicsan proponen una obra de carácter melancólico marcada por los perfiles contrapuestos de los tres personajes que se revelan completamente distintos en lo superficial pero que comparten la misma herida que los aqueja. En el viaje la llaga aparece nuevamente representada en el hijo muerto en otra guerra injusta y absurda llevada a cabo a través de mentiras y manipulaciones, lo que los vuelve unir y desencadena los recuerdos reprimidos.

En El Reencuentro Linklater no siempre logra lo que se propone por diversas cuestiones. Por un lado el guion resulta demasiado forzado y literario, las interpretaciones oscilan entre la contención y la exageración y la dirección parece por momentos a la deriva. Por otro lado, el film resulta demasiado redundante y no logra resolver algunas cuestiones sin extender las escenas innecesariamente.

A pesar de esto, la película construye una crítica antibélica muy fuerte y con mucho valor sin ofender la idiosincrasia patriotera y belicista norteamericana, lo que produce un gran resultado a nivel argumental e ideológico. El Reencuentro no es uno de las mejores películas de Linklater ni de los elogiados protagonistas, tampoco está a la altura del film que supuestamente precede, pero cuenta con excelentes diálogos de carácter dialéctico, algunas escenas de un humor taciturno y una excelente reflexión sobre las guerras que Estados Unidos emprendió con resultados absolutamente negativos y las consecuencias de las acciones bélicas para el ego y la visión introspectiva del temperamento norteamericano.