El menú

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

"La supervivencia del menos snob"
Por Denise Pieniazek

En el largometraje El menú (The Menu, 2022) un grupo de selectas personas viaja a una isla de la costa pacífica norteamericana para deleitarse en el exclusivo restaurante Hawthorn, del prestigioso chef Slowik (Ralph Fiennes). El conjunto de comensales está compuesto por un admirador y aspirante a chef Tyler (Nicholas Hoult) y su acompañante Margot (Anya Taylor-Joy). También integran la peculiar clientela, una reconocida crítica gastronómica Lillian (Janet McTeer), su editor Ted (Paul Adelstein), una engreída estrella de cine (John Leguizamo) y su asistente, tres exitosos socios de la industria tecnológica, y una madura pareja de clase alta Anne y Richard (Judith Light y Reed Birney).

Al llegar al lugar son recibidos por una disciplinada asistente de Slowik, Elsa (Hong Chau), quien los guía por el lugar en donde los empleados viven de forma comunitaria en condiciones peculiares. A partir de allí, la extrañeza comienza a manifestarse de forma creciente en el universo diegético. La cocina abierta a los comensales, aquí hay que destacar el diseño del decorado que está al servicio de la narración y poética del relato, se abre a los comensales como un telón de teatro. A su vez, el espacio de las mesas posee un gran ventanal que en cierto modo funciona como la cuarta pared teatral, jugando con nosotros como espectadores-voyeurs. En adición, desde que los clientes ingresan en el restaurante, los invitados se transformarán en “público” pasivo, pero a su vez serán convertidos en un elemento de la gran puesta en escena, minuciosamente planificada por los chefs.

Ese espectáculo gourmet, toma rumbos imprevistos cuando cada paso del menú se transforme en un acto teatral, en donde la tensión irá in crescendo y la experiencia que el chef Slowik y su equipo tiene preparado, no es lo que los comensales esperaban. Slowik pretende darles más que comida, pretende brindarles toda una experiencia. Si su menú fuese una obra de teatro, diríamos que nos encontramos frente a una pieza posmoderna o una performance cercana a las que realizaba la provocadora artista Marina Abramovic. Al igual que una obra posmoderna, la división tradicional del espacio en escenario/público, o en este caso cocina/salón va desdibujando sus límites según avanza la acción. 

El menú dirigido por Mark Mylod (Succession, Game of Thrones), es una comedia negra con varios tintes del cine de terror y suspenso. Incluso en su difusión se describe al filme como un thriller en clave satírica. La película expone una fuerte crítica hacia el esnobismo, la élite, la “alta cultura”, la arrogancia y el capitalismo. Quizás por momentos se subestima un poco la inteligencia del espectador, al explicitarlo reiteradas veces, pero aún así la propuesta y originalidad del relato es más que interesante. En palabras de su director: “…Le describí el tono y la forma en la que quería trabajar, con un estilo muy a lo Robert Altman, con todos presentes en escena todo el tiempo. Necesitaba actores que fueran suficientemente rápidos y seguros para llevar esto adelante y darle algo de lugar a la improvisación”.

El diseño espacial que se mencionó anteriormente, es principalmente, un espacio cerrado en el que los protagonistas no poseen libre albedrío, produciendo simbólicamente cierta asfixia espacial que refuerza el concepto circular de la isla en la que se encuentran. Salvando las grandes distancias, el peculiar tono oscuro in crescendo de la narración puede remitirnos debido a los paisajes diurnos que se transforman en siniestros a Midsommar (2019) o Funny Games (1997/2007), o por otro lado por el encierro de personajes y su irónico sentido del humor al cine de Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría, en filmes como El bar (2017), La comunidad (2000) y Mi gran noche (2015). Aunque en la película en cuestión, salvo excepciones -que es mejor no revelar- los personajes son más pasivos. En conclusión, El menú ofrece un relato muy entretenido e inteligente que logra sorprender al espectador con sus vueltas de tuerca, junto a su logrado e ingenioso final, algo muy poco frecuente en el cine actual.