El laberinto

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

La habitación del hijo

Las paredes hablan, ante la ausencia inesperada de un ser querido, ante esa perdida irreparable, los espacios cotidianos se pueden transformar en asfixiantes.

Para todas las perdidas hay una palabra que nomine al sufriente, a veces parecería ser un estigma que se llevará de por vida, pero no en realidad esta en el orden de sintetizar en el decir, viudo/a, huérfano.

Uno de los pocos sucesos para los cuales no hay palabra que lo determine, que lo encierre, que se pueda apropiar, es la muerte de un hijo.

Muchas veces hemos asistido, y hemos sufrido con películas de ese orden, sufrir en todos los aspectos, desde el tema que aborda hasta la resolución, pasando por muchos aspectos que terminan transformando al espectador en un voyeur perverso del dolor ajeno.

Por lo cual debemos agradecer cuando el criterio por parte de los responsables de la producción de un filme va en otro sentido, intentan otra cosa, no pretenden sostenerse a partir de la empatía fácil, no promulgan al golpe efectista, al golpe bajo, no se asientan en los clisés para emocionar.

“El laberinto” es un ejemplo aislado que se aleja de la media, en el mismo orden que aquella otra producción italiana “La Habitación del hijo” (2001), del director Nanni Moretti, con similitudes y diferencias.

Los puntos de contacto están puestos en el dolor de los protagonistas, en el recorrido de la culpa, en la imposibilidad de la elaboración de duelo. Las diferencias las encontramos ya desde el titulo en español, esto se debe a que “Rabbit Hole” (“El hoyo del conejo”), tal el titulo original, nos pone en esa senda por las que transitan los padres, también a otros personajes, por acción, por compartir las mismas situaciones.

Esta posible metáfora del conejo puede dar lugar a empezar a caminar sobre terreno desconocido, pero en este texto da lugar también a la mirada de un personaje, el adolescente involucrado en el accidente, pues no fue más que eso, un accidente absurdo. Jason (Miller Steller) al cual la muerte de ese niño lo marcará para toda su vida, que en su intento de elaboración dibuja una historieta en donde los personajes nunca mueren del todo, donde la muerte sigue siendo esa desconocida de siempre, pero al mismo tiempo le da la posibilidad de redención, el titulo de la historieta es consecuentemente lo que le da nombre al filme en ingles.

Pero “El laberinto” tiene como protagonistas principales a la pareja parental, Becca (Nicole Kidman) y Howie (Aaron Eckhart), ella se ha ido aislando en su dolor, al principio se la muestra cínica, fría, él en cambio transita su dolor por otros carriles, se pone en juego, trata de reencauzar su vida, ama a su mujer, y lo demuestra más allá del desapego de ella.

Una escena al principio del filme es claro al respecto, donde en un grupo de autoayuda para elaborar las perdida de cualquier tipo, muy en boga en la cultura americana, y que en realidad producen el efecto contrario al que buscan, otra pareja se refugia en Dios y dicen que éste necesitaba otro angelito, a lo cual Becca les responde si es Dios por qué no crea un ángel nuevo en lugar de arrebatarnos los seres queridos. Dicho esto, ellos se retiran del recinto al cual nunca más volverá Becca, en cambio si su esposo.

Pero el punto de inflexión narrativo se muestra cuando Becca decidevender la casa, irse, alejarse lo más posible, ya que esos espacios, todos, los internos y los externos, del hogar hacen referencia constante a su pequeño.

El intentará llevar a cabo la empresa, pero colisionará contra sus propias dificultades para olvidarse de alguien que siempre estará presente, sobre todo puede dar cuenta cuando entra a la habitación de su hijo.

El laberinto al que hace referencia el titulo en estas playas incluye no sólo al joven sino a todos los involucrados en la historia, los vecinos, los amigos, los pares, ninguno será refugio de nadie, y todos existen buscando una salida posible.

Tampoco ayudarán demasiado los familiares, ni sus historias, La hermana menor a quedado embarazada, tema que se le torna casi tabú para comunicárselo a Becca, ambas han perdido hace algunos años a su hermano mayor, no de forma accidental, Nat (Diane Weist, una soberbia actuación en el papel de la madre de Becca) continua sufriendo esa perdida, ella sabe que es una carga que sigue pesando.

Es interesante como este filme intimista nos va introduciendo en la historia, lentamente, a través de los personajes, sostenido en principio por un buen guión, traslación de David Linsday Abaire de la pieza teatral homónima de su autoría, pero, por sobre todos los rubros, se ostentan las soberbias actuaciones de sus protagonistas, quienes por estar construidos desde ópticas diferentes darían la falsa impresión de una ausencia de química entre los actores, pero que el realizador se encargará de que nunca lo podamos ver como otra cosa que una pareja en proceso de duelo.

(*) Film realizado por Nanni Moretti en el 2001.