El infierno

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Herencia de sangre

Hace unos años apareció un cortometraje sobre las bolsas verde de basura en el que el planteo se edificaba sobre el acostumbrarse a lo inusual, extraño, y su recorrido hasta pasar a ser cotidiano, pero no por eso debe tener categoría de ser aceptado. La famosa frase de Carlos I de Añillaco: “Pobres siempre hubo”
En el filme que nos convoca trabaja también este paradigma, pero desde lo nefasto del narcotráfico en particular, las drogas y los adictos como variables en paralelo.
Su mirada esta puesta en el poder que otorga desde lo económico y el ejercicio de la violencia y sus ramificaciones políticas pero, y esto es lo que hace interesante el texto fílmico, el recorrido esta accionado desde la gente común, necesario brazo del poder.
De la imposibilidad de una salida una vez que fue introducido en el medio del terror.
Las imágenes de violencia descomunal esgrimida por el director mejicano hasta podrían parecer redundante, es en realidad una pauta clara de la impunidad con que se manejan los miembros de ese grupo y, análogamente, sobre todo en la ciudad de Méjico y en los 90 en Colombia, los sucesos de la vida real.
Podría hasta ser leída como una advertencia al público, provocando un despertar de las conciencias de los hombres comunes, ya sea por ignorancia o irreflexión.
La historia comienza durante las fiestas del Bicentenario de la Independencia, Benjamín García, alias El Benny, (Damian Alcazar) luego de 20 años es expulsado de Estados Unidos y regresa a su pueblo natal en México. Allí encuentra un panorama desolador inducido por la violencia, la crisis económica y el terreno fértil para la instalación de grupos de narcotraficantes.
Su hermano fue asesinado, en la búsqueda de la verdad de los hecho, y dando cuenta que terminó siendo un asesino despiadado muerto en su propia ley. Benny decide que es hora de actuar con el sólo fin de salvar a su familia de la miseria, por lo que termina envuelto e involucrado en el tráfico de drogas.
Esta es la tercera producción del director que cerraría una trilogía, como una gran critica a la sociedad mejicana, las anteriores fueron ”La Ley de Herodes” (1999) “Un mundo maravilloso” (2006), las tres protagonizadas por el mismo actor, que ya se muestra en las manos de éste realizador como pez en el agua.
Hay otras aristas para ir desentrañando en el discurso de Luis Estrada, responsable asimismo del guión, son los nombres de algunos personajes, los más llamativos están puestos en los patrones de la estancia, léase los jefes de la familia Reyes, todo un clan de “narcos”, José y María, el hijo no corrió con mejor suerte J.R., y la construcción de estos personajes dan cuenta del humor acido del director.
De progresión dramática constante, lineal, el filme se va estructurando como un camino hacia la tragedia inexorable, tanto desde su estructura como desde lo narrado. Es por eso que no llama la atención la elección estética, una imagen naturalista al extremo, nada parece estar forzado ni desde la luz ni desde la gama de colores que utiliza, ni el tono de los mismos.
Por momentos se podría hasta sentir que la cámara está donde está de casualidad, casi como una cámara testigo, la música empática desde lo tradicional, y las canciones en función tanto narrativa como discursiva.
Toda una sátira plagada de un humor negro no superfluo, hasta por momentos degradante. El cosmos de la droga visto desde adentro, la crisis económica, la corrupción y la violencia, como sus consecuencias insoslayables.
Algunos dicen del oportunismo de los distribuidores de estrenar esta producción, que durante cuatro años recorrió festivales alrededor del mundo, gracias al éxito que está teniendo en la televisión vernácula la serie colombiana “Pablo Escobar, el patrón del mal”.
Pero si se lo mira desde otro lugar, en relación a los últimos acontecimientos tanto en Buenos Aires como en ciudades del interior, en que están involucrados los grupos narcos ya instalados en la Argentina, ¿seria oportunismo, o necesidad de despertar conciencias?
Entonces bienvenido sea.
Como dice uno de los personajes, el infierno esta aquí.