El huésped

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

La crisis de la vida adulta, atravesada por un querible personaje que no estaba preparado para ella, es la interesante propuesta que el director Duccio Chiarini nos trae y que Zeta Films estrena en VOD.
Guido vive su vida sin mayores contratiempos. Tiene una novia, una buena relación con sus padres y disfruta de los encuentros con sus amigos. No hay nada en su devenir diario que él quisiese cambiar. Pero su vida sufre un brusco cimbronazo cuando un accidente durante una relación sexual los hace enfrentarse, como pareja, a la decisión de tomar una píldora que interrumpa la concepción o arriesgarse a un posible embarazo.

Es ahí cuando Chiara, su novia, decide replantearse su vida, porque empieza a sospechar que no es plenamente feliz, no sólo con su trabajo, sino también en su relación con Guido. Él se verá, entonces, forzado a deambular por las casas de sus padres y amigos, durmiendo de prestado en sus sofás y siendo testigo de los acontecimientos en las vidas amorosas de quienes lo hospedan, al mismo tiempo que intenta ver cómo encarrilar su vida en un nuevo rumbo.

El primer punto sobresaliente de este drama con tintes de comedia es su elenco. Daniele Parisi interpreta a un Guido alejado de todo cliché. Él es la representación en pantalla de una persona que podría ser cualquiera de nosotros. Su forma de relacionarse con sus padres y su novia es coloquial y amena, particularmente en la química que se genera con Silvia D’Amico en su papel de Chiara.

El elenco se completa con los actores secundarios, que mantienen el excelente nivel de los protagonistas, interpretando a sus amigos y familiares. Las crisis y problemáticas que atraviesan los distintos personajes en el film son muy realistas y el director decide tratarlas con la misma naturalidad con la que ellos lo viven, lo cual acrecienta la empatía que se produce en el espectador.

Aunque por momentos sigue la línea del drama romántico que Italia supo imponer con películas como El último beso (Gabriele Muccino, 2001), El huésped nunca lleva la carga dramática a lugares demasiado extremos. El código, a veces excesivo, que se suele ver en filmes que retratan las crisis de pareja no está casi presente en la película, agregando mayor credibilidad a la historia.

El trabajo de arte y fotografía del film merece un párrafo aparte, no sólo por lo expresivo de los contrastes entre los diferentes ambientes (o incluso dentro de los ambientes entre los diferentes personajes), sino también por la sutileza con la cual se van desarrollando a lo largo de las escenas, complementando de manera casi imperceptible, pero contundente, el estado anímico de los personajes.

El huésped no es una película más sobre una crisis de vida. Nos cuenta la crisis de vida de una persona que no está realmente en crisis. Su mundo se ve rodeado de las crisis ajenas, comenzando por la de Chiara, pero observando la de sus padres y amigos también. Guido es un espectador de lo que sucede en su entorno, mientras tiene que aprender una nueva realidad en su vida que se irá nutriendo de las experiencias de quienes lo rodean.

El huésped es un film que realmente se puede disfrutar, pero al mismo tiempo nos permite ver un tratamiento maduro y novedoso de la crisis de la adultez a la que todos, en algún momento u otro, nos terminamos enfrentando.