El hilo fantasma

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

El hilo fantasma es sin dudas una obra de arte, que hasta al más elegante hará sentir burdo y desalineado. La película lo tiene todo y es un enorme reconocimiento de la academia que la hayan nominado a los pasados Oscars.

Del director y guionista Paul Thomas Anderson, llega una nueva historia original de su puño y letra llamada El Hilo Fantasma (Phantom Thread, 2017). En este drama ambientado en los años 50, la historia cuenta las experiencias como modista de Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis), un obsesionado y dedicado diseñador de vestidos que viste las personas más importantes de toda Europa. Bajo el nombre de “Casa Woodcock” el y su hermana Cirryl (Lesley Menville) son la cabeza de una de las mejores casas de costura de Inglaterra en la postguerra. Pero la historia no será vista desde su perspectiva, sino que desde la mirada de la “musa” y fuente de inspiración del mismo Reynolds, Alma (Vicky Krieps), una chica a primer vista común y corriente que solía ser camarera en un una casa de Té de un pequeño pueblo.

En esta nueva película de Anderson, las palabras pueden quedar corrientes, escasas y sin lugar a dudas no se podrá describir todo lo que la obra produce. Esta historia está contada de tal manera, en que cada mirada, cada diálogo e incluso los silencios dicen más de lo que parecieran. La misma finura que se ve en el vestuario (para los despistados, ganó el Oscar en ese rubro), se puede notar en los movimientos de cámara. La peli tiene una delicadeza tremenda, nada queda desubicado y, hablando en términos de costura, cada toma no parece filmada, sino bordada.

Uno de los fuertes del film es sin dudas la actuación de Daniel Day-Lewis. El actor transmite mil y un sentimientos de un tipo al que, en la historia, parecería no tener corazón alguno. Miedo, respeto, admiración, amor, amistad, todo eso produce un Reynolds Woodcock, que vive y ama para su trabajo de tal manera que no se puede dar lujos como amar a una persona. Un hombre definido de esta manera podría catalogarse como “alguién que no tiene alma” y ahí es donde Vicky Krieps toma una importancia preponderante. De forma sumamante poética, Alma cae en los brazos de alguién que no tiene tiempo para el amor y ella intentará cambiar esa manera de ser para transformarlo en su hombre ideal.

En esta película cargada de dramatismo, otro punto a favor, es la elección de momentos en donde relajar un poco. Es una hermosura literaria que en los peores momentos de la historia, Anderson se las ingenia para que los personajes hagan reír al espectador. Los protagonistas son tan complejos y difíciles de descifrar que nunca se ve venir cuál puede ser su próximo paso en el relato. La banda de sonido no se queda atrás y al mismo tiempo que los diálogos, las notas musicales van de la mano de una manera soberbia con todo lo que sucede.

Para aquellos que no les guste el cine más allá de los grandes blockbusters de Hollywood y deciden ver esta genial película, tengan en cuenta que es to es cine de autor puro. La mano de Anderson se nota en todo momento y posiblemente estemos hablando de su mejor trabajo hasta el momento. De la mano con esto, hay que estar preparado para soportar el ritmo de la película, un ritmo cargado de situaciones, personajes y acciones que hacen que se estire bastante, pero que sin ellas no sería un film redondo y sin plotholes.

El hilo fantasma es sin dudas una obra de arte, que hasta al más elegante hará sentir burdo y desalineado. La película lo tiene todo y es un enorme reconocimiento de la academia que la hayan nominado a los pasados Oscars. ¿Que le faltó para poder ganar? Posiblemente le jugó en contra el hecho de estar nominado junto con las obras de Del Toro y Peele, pero sin dudas si otro hubiera sido el panorama, Anderson se hubiera llevado algún otro galardón a su casa.