El hijo de Dios

Crítica de Julián Brennan - Cinergia

A sol y sombra

A quienes nos gusta el fútbol, ante la pregunta de ¿qué es el fútbol para vos?, creo que hay una sola respuesta posible: un estilo de vida. Uno lleno de pasión, lamentos, alegrías, decepciones y terror. Todos esos sentimientos se encuentran en un evento de 90 minutos, de tan solo 5400 segundos, un evento que en la primera vez que lo ves en vivo y a todo color, lo más posible es que te cambie la vida para siempre.
El hijo de Dios, la película de Mariano Fernández y Gastón Girod cuenta la historia de un pueblo en el que se ha prohibido el fútbol jugado con libertad. Quienes llegan a liberar a este lugar perdido en la provincia de Buenos Aires son unos hermanos que pasaban por ahí, pero son apresados por el “sheriff” a cargo de la corrupción en el poblado. Este le hace una propuesta: o se quedan cuatro días encerrados esperando al juez o juegan un fútbol cinco contra los policías. Si ganan se pueden ir tranquilos.
El largometraje está bien hecho, la historia cierra y es una gran adaptación al género del western desde los planos y la puesta en escena, la cual es impecable. El film, además de ser muy futbolero y bíblico, muestra a los argentinos como somos en la vida: apasionados, ante todo.
Girod conversó con Clarín y explicó el tema de hacer un western: “Lo de western define el código cinematográfico de la película, aunque tomamos algunos nombres de la Biblia, lo importante es lo mesiánico: es decir, en un orden establecido llega un Mesías a cambiar las cosas. Y lo futbolero es porque la historia, el western, se resuelve en un partido de fútbol”
También hablaron sobre si es difícil filmar un partido de fútbol: “La verdad es que no vimos muchas películas de fútbol, las referencias visuales tenían más que ver con transmisiones reales, tal vez la única película de fútbol que referenciamos es Héroes”.