El gran secuestro de Mr. Heineken

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Lo más interesante se encuentra al principio y al final del filme, en tanto planteo como disparador de la historia que transcurre en la década de los ‘80.

La situación social mundial imperante, de la que Europa no era ajena, deriva en que un grupo de amigos, que habiendo agotado todas las posibilidades de conseguir dinero para su empresa, idean el secuestro, con pedido de rescate, del magnate de la cerveza holandesa.

Lo que hoy aparece como una fantasía demasiado riesgosa, por la cantidad de guardaespaldas que pueden pagarse aquellos que marcan con su propia existencia las grandes diferencias sociales, se hizo realidad a principios de los años ‘80 en Ámsterdam.

La prolongada recesión tras la crisis del petróleo, el nacimiento de los radicalismos, empezando por el capitalista, y una idea romántica de la existencia que aquí carece de la coartada política, pero sí de injusticias varias.

Basada en la novela del periodista Peter R. De Vries, esta lacónica, y sólo por momentos palpitante ficción del director Daniel Alfredson, el que fuera responsable de “La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina” y “La reina en el Palacio de las Corrientes de Aire” (2009 y 2010) respectivamente, más conocidas como “Millennium 2 y 3”, encara su primera producción fuera de Suecia y en idioma inglés, y si bien no defrauda da la sensación de haber quedado en deuda.

La razón de esta impresión es que la historia daba para mucho más de lo que ofrece el producto terminado, a pesar que las escenas de acción están bien filmadas, que el montaje clásico es acorde a lo narrado, que el diseño de sonido es correcto, todo queda realmente sustentado por la eficiencia del actor británico Anthony Hopkins en el rol de Mr. Heineken, sin que haya logrado una actuación memorable, bien acompañado por el resto del cast.

No obstante los aspectos apuntados no intenta innovar nada en tanto lenguaje, y ese parece ser el mayor pecado, ya que en el segundo tercio de la narración se debe abocar al desarrollo del conflicto, que resuelta tan moroso en su cadencia como repetitivo en los diálogos.

El cierre de la historia hace hincapié en los desencuentros del grupo entre ellos y en su creencia de lo que es justo en un mundo capitalista que los termina aplastando.

Se podría articular la frase de Carlos Marx como para delinear la idea que intenta sustentar la película: "La justicia en el capitalismo….una de las máscaras de lo siniestro."