El faro de las orcas

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Con una mirada que no escapa al registro documental, la película traslada a una madre y su hijo autista hasta un lugar aislado, donde un guardafauna argentino trabaja con las orcas. El film impone belleza y personajes que están al borde del acantilado.

Basada en hechos reales ocurridos en la Península de Valdés, Provincia del Chubut, El faro de las orcas impone su marco de belleza natural y cuenta una historia que apunta a la emoción a través del descubrimiento de mundos opuestos.

Lola -Maribel Verdú-, una madre desesperada que busca la sanación para su pequeño hijo autista Tristán -Quinchu Rapalini-, emprende su travesía desde Madrid hasta Punta Norte, donde irrumpe en la solitaria vida de Beto -Joaquín Furriel-, un guardafauna que descubre la conexión del niño con las orcas y lo ayuda para salir de su encierro.

El director Gerardo Olivares - recorrió el mundo rodando documentales para televisión- muestra el choque de dos mundos opuestos a través de personajes que, a su manera, están encerrados en sus propias vidas y buscan la tranquilidad espiritual. Beto arrastra un pasado trágico mientras Lola escapa también de su ex marido y agota todas las posibilidades que aparecen en su camino para ayudar a su hijo. Todos están al borde de un acantilado, de un abismo que implica tomar decisiones y correr riesgos.

La cámara de Olivares no escapa al registro documental y ofrece un relato en el que las soledades son interrumpidas ante nuevos desafíos que corren los protagonistas. La magnífica fotografía, las secuencias de caza de las orcas con lobos marinos, el faro ubicado en el fin del mundo, las tonalidades del agua y del cielo o el caballo blanco de Beto, forman parte de este melodrama familiar que, en determinados tramos, se paraliza dramáticamente para mostrar el entorno natural o los festejos lugareños.

Sin embargo, tanto Furriel como Verdú, intérpretes de peso, logran sacar adelante este film sobre cetáceos que harán lo impensado para la vida de un niño incomunicado y con adultos que atraviesan una parálisis emocional.