El espejo de los otros

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

El espejo opaco

Es inevitable comparar "El espejo de los otros" (Argentina, 2015) de Marcos Carnevale, con "Relatos Salvajes", y en esa comparación, arbitraria por cierto, y crítica, el estreno de este año termina perdiendo por knock out con la película de Damián Szifrón no sólo en su factura, sino, básicamente, en la narración y propuesta.

El primer punto por el que queda relegada es porque mientras Szifrón construyó con habilidad un relato episódico en el que el estado de crispación de la sociedad Argentina se manifiestó de manera inevitable para identificarnos, acá, el enojo, potenciado y exagerado, es la puesta al día de una serie de relatos con los que se quiere buscar el "reflejo" del estado de época que nunca termina de llegar y mostrar.

Paradójicamente, esa búsqueda de identidad, termina perdiendo fuerza cuando los "relatos" que se desarrollarán en "El espejo de los otros" irán buceando en algunos tópicos que, sin lograrlo, van perdiendo fuerza conforme justamente se suceden y muestran.

Una puesta teatral, poco cinematográfica, además, coloca a un restaurant "secreto" llamado Cenáculo, como el espacio "vip de Buenos Aires" para que algunas personas se citen a debatir sus miserias en él, y justamente en esa puesta minimalista, a dos cámaras, en vez de generarse el efecto de "intimidad" con el relato se produce todo lo contrario.

Regenteado por dos hermanos enfrentados (José Cibrián y Graciela Borges) Cenáculo abre la posibilidad para que las historias se resuelvan positiva o negativamente, sin tomar partido por los personajes o la narración específica de los temas tratados.

Los primeros casos, que trabajan sobre valores negativos de la familia, el matrimonio, la mujer, el amor, intentan apelar a la exageración desmesurada, la mala palabra innecesaria y la repetición de estereotipos para construri un verosímil que nunca termina por llegar.

Mientras que los dos últimos episodios, protagonizados por Norma Aleandro, Marilina Ross, Leticia Bredice, Alfredo Casero y Ana María Picchio, son los escogidos, claramente, para levantar el tempo de un filme que abusa de todos los errores en los que Carnevale anteriormente ha caído.

Las intenciones están, pero en su épica argenta, barroca, con la que intenta clarificar sus historias, nunca se profundiza nada, y excepto en las últimas, reitero, lo mejor de un filme desparejo y con puesta teatral, que suma canciones eternas que no aportan nada, no puede traspasar sus planteos y generar empatía, nunca tan solo rechazo y tedio por la repetición.

Quizás si el intento de narración totalizador a partir del relato en primera persona de los hermanos protagonistas, que buscan hilar una continuidad, forzada, no hubiese estado, tal vez la estructura episódica no hubiese resentido tanto el visionado.

En síntesis, "El espejo de los otros", a pesar de contar con un gran elenco no puede superar su propuesta soberbia y desmesurada, y que tan solo en el gesto de una grande como Norma Aleandro se resuma, levemente, las intenciones con las que Carnevale no pudo terminar de plasmar su relato.

PUNTAJE: 3/10