El especialista: Resurrección

Crítica de Carlos Manuel Horazzi - Citricón

La secuela de la película protagonizada por Jason Statham en el 2011, El Mecánico, nos reencuentra con nuestro protagonista, en Brasil, retirado y básicamente pasando en paz los días. Nadie sabe quien es, ni lo que hacia. Para todo el mundo Arthur Bishop esta muerto.

Pero esa paz es rota por una misteriosa mujer, que le da un ultimátum: o mata a tres personas haciéndolo parecer un accidente, o todo el mundo sabrá que todavía esta vivo.

Así comienza la historia de esta fallida película de “acción”. Y lo pongo entre comillas, porque si bien comienza como una película que se perfila como eso (la escena del ala delta y el teleférico al principio roza lo ridículo), de ahí en mas lo único que nos brida es al personaje de Statham básicamente trabajando a regañadientes para dicha organización, sin siquiera cambiar o lograr matices en la actuación, siempre enojado y con cara de transito lento.

La relación entre el personaje de Alba y el de Statham es tan forzada, que a uno le da la sensación de haberse dormido y perdido una parte de la historia. Como llegaron a este punto? Que me perdí? Como pasamos del punto A al B sin ninguna lógica? Es sinceramente un misterio.

Si a eso le agregamos la manera en la que han desperdiciado a Tommy Lee Jones, sinceramente por más que trato no logro encontrar una sola cualidad positiva en esta cinta.

Cuando uno ingresa a ver este tipo de películas sabe lo que va a ver. Sabe que las escenas de acción serán exageradas, que Jason va a patear a todo el mundo y saldrá victorioso al final. Pero ni aun con eso en mente la película entretiene. Básicamente son 90 minutos de incoherencias, en bellos pasiajes en varios continentes, con una bella Jessica Alba puesta en el medio con el único motivo de mover la historia, y Jason Statham haciendo lo mínimo y necesario para cobrar el cheque, e irse a ver Snatch, para emborracharse y pensar que paso con ese tipo que hizo esa película, y que de a poco se esta transformando en una caricatura de si mismo, al mejor estilo Jean Claude Van Damme.