El desconocido del lago

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Superficies de placer

Surgido en la comunidad gay y actualmente extendido a círculos heterosexuales, el “cruising” es un estilo de levante entre desconocidos que se da en espacios abiertos y generalmente acordados. En esta interesante cinta francesa, los encuentros se dan alrededor de un lago y la cámara sigue a Franck, un estilizado nadador al que todos contemplan (cuando no lo encaran) sin la menor reserva. Alain Guiraudie, el director, armó dentro de este coto de caza una obra maestra de ingenio narrativo y visual, al principio mechando paradisíacas vistas con escenas de sexo explícito, al borde de la pornografía; luego, insertando la aparición de un crimen y la intrusión del supuesto asesino en la vida de Franck, con el contraste de una relación más profunda y platónica entre el nadador y Henri, un obeso marginal que progresivamente seduce al protagonista gracias a su aparente desinterés y su sabiduría. Dueño de un lirismo personal, Guiraudie genera en el cine la misma honestidad e imaginación que Alan Hollinghurst en la literatura; con su éxito artístico y comercial, El desconocido del lago promete más y mejores cosas en el futuro.