El ciudadano ilustre

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Estructurada en capítulos, la nueva película de Gastón Duprat y Mariano Cohn combina humor y nostalgia en la vida de un escritor argentino que triunfa en el exterior y vuelve a su pueblo natal. No todas serán rosas y halagos.

La nueva creación de la dupla de directores integrada por Gastón Duprat y Mariano Cohn, El Ciudadano Ilustre, ovacionada en el Festival de Venecia, trae el eterno dilema de los argentinos que triunfan en el exterior y enciende además una historia rica en contrastes y enfrentamientos.

El escritor Daniel Mantovani -Oscar Martínez-, ganador del Premio Nobel de Literatura que alguna vez se le negó a Jorge Luis Borges, es un hombre solitario, malhumorado y exitoso que forjó su carrera en Europa al escribir sobre Salas, su ciudad natal y sus personajes.

Él abandonó su pueblo cuarenta años atrás pero ante una carta de invitación del intendente -Manuel Vicente- para nombrarlo "Ciudadano Ilustre", decide alterar su agenda, viajar solo y, sin quererlo, desatará una serie de situaciones que lo pondrán en peligro. Quizás ese lugar "incómodo" al que tanto se refiere el escritor en pleno vacío creativo durante la trama, sea el mismo del que escapa y que lo colocará en el ojo de la tormenta.

Estructurada en capítulos, la nueva película de los realizadores de Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo, y El hombre de al lado combina humor y nostalgia para abordar temas como la soledad del éxito y los reservorios de violencia que se esconden en los lugares menos pensados.

De este modo, el arribo del hombre exitoso al pueblo genera curiosidad y admiración de los lugareños que lo siguen a sol y a sombra, lo filman y le piden fotos. En ese mundillo de personajes tan particulares, asoma su amigo de la infancia -Dady Brieva-, y su ex novia -Andrea Frigerio-, casada ahora con el anterior. No faltará el político que sigue su conveniencia y sus secuaces, pintando una triste realidad argentina. Pero no todas serán rosas para Mantovani, porque un hecho fortuito encenderá la mecha de la venganza.

La pintura costumbrista de un lugar que no cambió demasiado es uno de los fuertes del film que avanza con toques de humor y también va generando un clima enrarecido dentro del movimiento cotidiano de Salas.

Una situación impensada -al menos para Mantovani- es la que dispara la acción de la historia hacia otros rinconces más oscuros y hace que el relato crezca en intensidad y cinismo. Entre la reina de la belleza, un vecino que asegura que uno de los personajes de las novelas de Mantovani era su padre, un hombre que quiere una ayuda económica para su hijo discapacitado y un concurso de pintura que pondrá al pueblo patas para arriba, son algunas de las sorpresas que depara la película.

Párrafo aparte para Oscar Martínez, en su tercer trabajo del año para la pantalla grande después de Koblik e Inseparables, que logra dotar de conocimiento y determinación a su escritor en crisis, en un mundo de éxito y reconocimientos, y está además muy bien secundado por el elenco. Y como afirma en uno de los pasajes del film, una vez más la ficción supera a la realidad.