El cazador y la reina del hielo

Crítica de Leonardo González - Río Negro

Antes y después de Blancanieves

Si hacen un poco de memoria, recordarán que el año 2012 nos brindó dos películas sobre el mismo cuento de hadas: una era "Espejito, Espejito" ("Mirror Mirror") y la otra "Blancanieves y el Cazador" ("Snow White and the Huntsman"). La primera era bastante mediocre y la segunda tenía a su favor que nos mostraba a la heroína de una forma bastante diferente a la habitual que hacía al relato bastante más atractivo. Aunque, para ser sinceros, el filme tomó más notoriedad por el romance que tuvieron Rupert Sanders, su director, y Kristen Stewart, la protagonista. Es que el señor era un hombre casado y los paparazzi los agarraron in fraganti. Más allá de esto, a alguien se le ocurrió que podría ser una buena idea hacer una precuela-secuela de este filme y le dieron vida a "El Cazador y la Reina del Hielo" ("The Huntsman: Winter's War", 2016). El largometraje comienza contándonos hechos sucedidos antes de Blancanieves y el Cazador para retomar después de lo que pasó en ese filme. O sea que tenemos una secuela de una película sobre una princesa, quizás la más famosa de todas, en la que ella no aparece. Los rumores indican que Universal tenía planeada la secuela y, después de este escandaloso episodio romántico, se deshizo de la actriz. Por supuesto, el estudio negó todo y declaró que le parecía interesante explorar "otras opciones". Sí, claro.

La historia primero nos cuenta la relación entre la Reina Ravenna (Charlize Theron) y su bondadosa hermana Freya (Emily Blunt) y cómo en ella, tras una desgarradora traición amorosa, se desatan sus poderes y abandona el reino para establecerse solitariamente en un palacio. Allí hará que su ejército destruya los poblados, asesine a la gente, rapte a sus hijos y los lleve ante ella para entrenarlos y convertirlos en hábiles y fuertes cazadores para así seguir conquistando territorios. Con el correr del tiempo, y cuando sean adultos, dos de estos niños se enamorarán: Eric (Chris Hemsworth) y Sara (Jessica Chastain), rompiendo así la única regla de Freya: mantener el amor fuera de sus corazones. Por supuesto que son descubiertos y ambos sufren el peor destino. Siete años más tarde, y después de lo sucedido en la primera película, Eric recibe el encargo de recuperar el Espejo Mágico que Blancanieves mandó a ocultar y que se perdió en el camino. Es que Freya descubre que puede resucitar a su hermana de las profundidades del espejo y así ambas forjar un reinado de terror invencible.

Esta película tiene toda la pinta de estar "agarrada de los pelos". Es que parecería ser que ni siquiera el estudio se la tomó en serio. La primera no era una obra maestra pero al menos entretenía.

Esta secuela, dirigida por el debutante Cedric Nicolas-Troyan, tiene como único atractivo a sus actores: Theron, Blunt y Chastain, en ese orden, le sacan todo el brillo que pueden a sus personajes en una historia, bastante mediocre por cierto, que no se sostiene por ningún lado. El pobre de Hemsworth queda opacado ante el trío y ni siquiera su facha lo salva en esta oportunidad. Los personajes secundarios son débiles e irrisorios y no suman nada.

A veces los estudios deberían entender que no todo es hacer dinero y que, si a un filme le va bien, no hay que sacar inmediatamente una secuela/ precuela/ spin-off o lo que quieran para aprovechar ese éxito. El público no está esperando que lo hagan. Lo más lamentable es ver a semejante calidad de actores arruinarse el currículum de esta manera.

En resumen, el cazador está fuera de temporada y la reina del hielo congela... nuestras pretensiones de ver buen cine.