El buen amigo gigante

Crítica de Julián Brennan - Cinergia

Una caricia al pasado

El cine ha mostrado a lo largo de su historia que los amigos pueden venir en todos los tamaños, colores y lugares. Desde un extraterrestre que todo lo cura, a un gigante de metal y hasta un enorme perro rojo. La amistad esta en todos lados, solo hay que saber buscarla.
El gran Steven Spielberg vuelve a la pantalla grande para mostrarnos que todavía sigue siendo uno de los más importantes cineastas de la historia, con su película El buen amigo gigante (The BFG), historia basada en el libro de Roald Dahl. Una trama llena de ternura, amistad, música y sueños. Spielberg nos muestra en su película esos clásicos efectos especiales que hicieron que sea EL SEÑOR SPIELBERG, trayendo a la pantalla gigantes animados y sueños de colores que vuelan.
Otra cosa que vuelve a traer Spielberg son los niños. En este caso le da su oportunidad a un gran futuro talento, Ruby Barnhill, una dulce niña con anteojos y un acento inglés bien marcado.
Y además para destacar es la música del eterno compañero de Spielberg, John Williams. Creo que no hace falta decir mucho de ella, pero es preciosa.
Por último, algo que me gustó muchísimo es el idioma que se inventó Roaald Dahl para los gigantes: el Gobblefunk.
Actriz
Ruby Barnhill: esta niña inglesa tiene un futuro enorme. De por sí, haber sido elegida por Steven Spielberg para su primera película es un logro enorme. A su actuación la acompaña un encanto y una ternura que hacen que sea difícil no quererla.