El ardor

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

El Ardor resulta un violento, y al mismo tiempo poético, “western amazónico”

El río lleva a Kaí (Bernal) hasta una finca en donde un padre y su hija (Braga) plantan tabaco. Ellos se ven amenazados por un grupo de mercenarios que quieren quedarse con las tierras a toda costa. Cuando estos asesinan al padre y raptan a la joven, Kaí saldrá en su búsqueda para enfrentarlos.

Once upon a time in the Paraná

La nueva película del director Pablo Fendrik (responsable de las brillantes El Asaltante y La Sangre Brota) es un proyecto por demás de ambicioso tanto desde el punto de vista comercial como desde el artístico. La cinta está protagonizada por dos de las más grandes estrellas de los dos mercados más fuerte de América Latina: Gael García Bernal de México y Alice Braga de Brasil. Al mismo tiempo el nivel de producción (de lo que hablaremos más adelante) es algo pocas veces visto dentro de nuestro cine, cosa que debería ser suficiente para llamar la atención de los espectadores locales.

El Ardor es un híbrido perfecto entre lo personal y lo comercial. En ese sentido la película me remite a una época (digamos hasta fines de los 70 principios de los 80) en donde los autores podían trabajar dentro del sistema de géneros de Hollywood con total libertad, entregando productos bien personales pero al mismo tiempo dentro de los cánones de la industria. Aquí Fendrik juguetea con los géneros, pero nunca se deja encasillar. El film es una suerte de western revisionado con algunos toques de thriller y hasta cine de acción, muy en la línea de clásicos como A la Hora Señalada de Fred Zinnemann (High Noon, 1952), Amarga Pesadilla de John Boorman (Deliverance, 1972) o Perros de Paja (Straw Dogs, 1971) de Sam Peckinpah. Fendrik no tiene miedo de pasar de un extremo a otro y de hecho cuando lo hace es con total naturalidad. Podemos haber soportado las escenas más tensas, violentas o gráficas que se imaginen y pasar directamente a un plano fijo, poético, de varios segundos y hermosamente compuesto, donde tan solo vemos rayos de luz solar atravesando las ramas de los arboles en plena selva.

Sin dudas El Ardor es una película en la que se dice poco, pero se observa mucho. Más allá de que habrá que afilar la oreja para entender todas y cada una de las pocas lineas de dialogo, lo cierto es que la imagen está captada con un fuerte sentido de lo cinematográfico y es tan poderosa que podríamos verla sin sonido y así y todo entenderla a la perfección. Obviamente aclaro eso para marcar un punto, ya que el apartado sonoro en todos y cada uno de los departamentos es sencillamente fantástico. Desde la edición de sonido hasta la música, que parece salida de una película de Alfred Hitchcock.

Por el lado de las interpretaciones debemos destacar el gran trabajo de Gael García Bernal, el actor mexicano logra trasmitir una gran gama de emociones a través de una caracterización que a veces no necesita de palabras para hacerse entender. La brasileña Alice Braga se luce con uno de esos personajes vulnerables que se ve obligada a hacerse fuerte para sobrevivir. Y tambien debemos mencionar la labor de Claudio Tolcachir como uno de esos villanos clásicos, que no tienen ni una gota de bondad dentro.

Conclusión

El Ardor es un western exótico y violento, pero a la vez poético y sumamente cinematográfico. Fendrik vuelve a entregarnos un producto original y diferente. Esta vez los niveles de producción pueden estar muy por encima que el de sus anteriores films, pero lejos está eso de comprometer su visión como autor. De la mano de fanáticas interpretaciones y una historia que te atrapa desde el primer plano, El Ardor es uno de los grandes estrenos del año que no deberían dejar pasar.