El amigo alemán

Crítica de Fernando Iannantuono - Cine crítico

Nada concreto

"El amigo alemán" intenta ser una historia épica sobre un romance trágico a través de los tiempos. Donde diversos acontecimientos históricos separaron a una pareja supuestamente idílica. Tal vez pudo haber sido su corta duración, pero asombra como durante toda la película ningún evento tiene la elaboración correspondiente como para tomarse en serio las diferentes representaciones históricas. Todo parece forzado y ninguno de los temas o conflictos son los suficientemente convincentes para justificar semejante relato.
Lo primero que uno observa apenas comienza la película, es a Celeste Cid arriba de un tren yendo por la Patagonia. Llamativamente parece estar representando a una mujer de una edad mayor, pero lamentablemente es asombroso ver como el maquillaje no es lo suficientemente convincente y ya de entrada la sensación no es muy favorable. Sin ir más lejos, los personajes empiezan a hablar y nuevamente el espectador vuelve a sufrir de una realización técnica deficiente. Ahora, el doblaje de las voces es lo que falla y enseguida ya todo parece ser increíblemente falso. Desde el vestuario hasta las locaciones. Todo remite a escenificación y falsedad.

Igualmente, lo peor esta por venir y el mayor defecto de la película se encuentra indudablemente en la historia. Es impresionante como la película transita por innumerables momentos históricos o conflictos, pero sin embargo ninguno recibe el tratamiento serio que la película intenta reflejar. Por ejemplo, es irreal que un conflicto entre los personajes de Celeste Cid y Max Riemelt sea su procedencia (familia judía con Nazis), ya que ambos se juntan y hablan sin ningún problema. Aunque a los padres se los ve reticentes de la relación ninguno le prohíbe a sus hijos que se reúnan. Incluso las continuos cuestionamientos de Celeste Cid a las tradiciones de su familia judía parecen convertir a esta película en una cinta antisemita. Otro ejemplo de incongruencias, podría ser como es que los procesos totalitarios de américa latina, ya sea Chile o Argentina, son dados como terminados cuando asume el presidente electo democraticamente. Casi ignorando el hecho de que un momento más representativo pudo haber sido el llamado a elecciones.

Es posible que todos estos defectos pudieran haber pasado un segundo plano si la historia romántica hubiera tenido un peso dramático más fuerte. Pero es demasiado improbable, porque si los eventos de la película no convencen es muy difícil que los personajes sean vistos con seriedad por parte del espectador. La empatía necesaria para generar emoción esta cortada y, por lo tanto, el romance épico y trágico no será otra cosa más que un juego tonto de niños.