Dumbo

Crítica de Matías Villanueva - Sin Intervalos

Disney sigue desempolvando clásicos para llenarlos de vida. Esta vez fue el turno de "Dumbo", la historia que captó la atención de Walt Disney hace más de siete décadas y que desde su producción original regaló magia a los corazones de muchas generaciones.

Dirigida por el peculiar Tim Burton, desarrolla la entrañable historia clásica que celebra las diferencias, valora a la familia y hace volar los sueños. Tras una secuencia de apertura que homenajea al viejo Disney, nos encontramos con la historia de Max Medici (Danny DeVito) y su circo, quién vuelve a contratar a la ex estrella Holt Farrier (Colin Farrell) y a sus hijos, Milly y Joe, quienes serán los encargados de guiarnos por esta aventura en la que Dumbo se robará todas las miradas y donde, cómo Disney se encargó de enseñarnos, no debemos basar nuestro juicio en las apariencias.

Esta nueva versión del clásico suma el doble de duración y por lo tanto aporta nuevos elementos a la trama explorando el lado humano de la historia y dándole un contexto histórico inexistente hasta ahora. Las desgracias familiares y personales se hacen presentes en los protagonistas (como en toda película de Disney) marcando un punto de partida diferente y resignificando así el accionar de los personajes. La estética del film hace honor a la expresión minimalista y expresionista de la película animada original gracias a la creación de ambientes más despojados y el uso de diferentes estrategias de iluminación en un mundo colorido pero en decadencia, lo que nos muestra el sello personal de Burton.

El elenco de renombre no decepciona pero el foco de atención no deja de estar sobre el elefantito. Danny DeVito, el dueño del circo, saca provecho de cada guiño del guión y lo convierte en una risa asegurada del espectador. Eva Green, quien ya trabajó con el director por ejemplo en "Miss Peregrine y los niños peculiares", tambien cumple en su papel como la trapecista Colette Marchant. Lo curioso es el rol de Michael Keaton como el extravagante y persuasivo empresario V.A. Vandevere, dueño de "Dreamland", un parque temático donde el entretenimiento no es más que un negocio perverso con una fachada feliz; lo que nos deja pensando si se trata de un intento de autocrítica por "Disneyland".

La suma de un trabajo de animación destacable (#LosOjosDeDumbo) y el hecho que no haya animales que hablen, ayuda a que todo se sienta real a pesar del gigante volador. Recordemos igualmente que Dumbo nunca habló y los únicos animales que sí lo hacían en la película animada eran la cigüeña, el coro de elefantes, el ratón Timoteo y los cuervos.

En esta entrega también se aprovecha para dar un mensaje de concientización hacia el maltrato animal que expone el film, cosa que allá por los años 40 era legitimizado por la sociedad.

La música de Danny Elfman (reconocido colaborador de Burton) revive el estilo original sumándole algunos elementos más "pop" y los temas principales como "When I See an Elephant Fly" se hacen presentes.

Personalmente no me termina de quedar claro a qué público específico apunta la película. No es para los más chicos ni tampoco para los más grandes, pero al mismo tiempo, tiene algunos elementos para ambos; se queda en el medio. Esta versión del film probablemente no sea tan memorable como su predecesora, pero marca un nuevo comienzo y la posibilidad de seguir explorando este mundo. Disney da con su cometido. No buscan sorprender ni ser novedosos, sino sacar del recuerdo de nuestra infancia un clásico olvidado. "Dumbo" llega volando con aires de nostalgia a los cines mañana Jueves 28/03.

Por Matías Villanueva