Dragon Ball Z: La batalla de los Dioses

Crítica de Shaoran Nox - La Cinerata

Si tienen entre 20 y 30 años de edad, sabrán la fiebre que respresentó, por lo menos aquí en México y en otros países de latinoamérica, la entrada de Dragon Ball a la pantalla grande. En aquellos años en los que apenas empezábamos a entender que las caricaturas de japón se llamaban "ánime" y cuál era la diferencia entre eso y un "manga", y quién era Akira Toriyama, las aventuras de un pequeño niño con cola y sus peleas estilo karate (responsable que incluso muchos de nosotros quisiéramos aprender Karate, kung-fu y todos sus derivados), y que posteriorimente evolucionaría en sus peleas, personajes y estilos hasta convertirse en todo un referente cultural y popular.

Hoy, después de casi 10 años (un poco más, un poco menos) de su finalización, -hay que considerar que Dragon Ball GT nunca formó parte del universo original, sino que fue una historia creada exclusivamente para la TV- Akira Toriyama regresa con Goku y compañía para traernos una nueva aventura con un nuevo enemigo y las ansias de los fans quienes nos mordemos las uñas contando las horas para su estreno en pantalla grande. No sé en cuántos países, pero en México, en su momento, tuvimos el estreno de una película llamada simplemente "Dragon Ball Z, la Película", también conocida como "La batalla más grande del mundo está por comenzar", allá por 1998, por lo que una aventura así no nos es completamente ajena.

La ventaja de "La batalla de los dioses" es que cuenta con el factor nostalgia. Después de la horrenda Dragon Ball Z Kai, que pretendía ser la versión remasterizada, resumida, y con miras de llegar a las nuevas generaciones, Toriyama anunciaba una nueva historia creada por él, y se movió cielo mar y tierra para que fuera proyectada en cines fuera de japón y con las voces que inmortalizaron este ánime en su primera transmisión. Y ahora que llegamos... pues sigo sin decidirme si la película es mala por sí sola, si sólo fue como respuesta a la presión de los fans por el regreso de los Saiyajins, o es que las expectativas estaban demasiado elevadas.

La historia se ubica unos años después de la derrota de Majin Boo a manos de Gokú (básicamente, el final de Dragon Ball Z).. Éste se encuentra en el mundo de Kaiosama, debido a que está muerto. Mientras, en un universo paralelo, el Dios de la destrucción, Bills, despierta de un largo sueño y escucha la historia de cómo el gran Freezer fue destruído por un saiyayin. Alimentado por una profecía que dice que un día enfrentaría a un Dios-Saiyajin, viaja a buscar a Gokú, que intenta pelear con él sin éxito. Con ayuda de Shen Long, descubren que reuniendo el poder de 6 saiyajins, lograrán obtener el poder de un Dios-saiyajin, por lo que Gohan, Goten, Trunks, Vegeta y una Pan no-nacida en el vientre de Videl, le dan el poder a Gokú para pelear en modo Dios, para al final... Bueno. No debería dar spoilers, pero me parece que el final es de lo peor que he visto en mucho tiempo. Equiparable con el giro de tuerca sin sentido de Iron Man 3 y el Mandarín.

Pensándolo fríamente, hay que reconocer que retoma el espíritu infantil de Dragon Ball. Pero ver a Gohan, Piccolo y Vegeta haciendo payasadas está fuera de lugar. Y más aún fuera de lugar, la actitud de Bills y Weiss, los adversarios. Insisto, no sé si fue por presión que se hizo una historia tan mala con el mero pretexto de volver a ver a los Guerreros Z reunidos, pero... sin duda, y sin miedo a sufrir represalias, Dragon Ball Z se coloca en mi lista de lo PEOR del año.