Dos son familia

Crítica de Paula Vazquez Prieto - La Nación

Fallida comedia sensiblera

Remake de la exitosa comedia mexicana No se aceptan devoluciones (2013), Dos son familia ha logrado en Francia el mismo suceso de público, apadrinada por la nueva figura del cine popular francés, Omar Sy. En ese terreno farragoso que se denomina "comedia dramática", la historia de un mujeriego convertido de manera mágica en un padre ejemplar combina los gags más previsibles sobre padres primerizos (ojalá hubieran visto Tres hombres y un bebe), con algunos chistes sobre diferencias idiomáticas (es un francés que vive ocho años en Londres sin aprender inglés) y los estereotipos más ridículos (hay un gay salido de una película de Olmedo), para derivar en un dramón con enfermedad incluida, acumulando innecesarios golpes bajos.

Sy hace lo suyo, lidiando con los abruptos cambios de tono que lo llevan desde el histrionismo de un soltero despreocupado hasta la introspección de un padre compungido. Si la nena, Gloria (Gloria Colston) es el personaje que resulta más genuino, la pobre Clémence Poésy da vida como puede a la madre de la criatura, entre la inseguridad, la depresión posparto y la ensalada psiquiátrica que la película le tira por la cabeza.

Si la comedia nunca funciona, la química que se intuye en algunos momentos que comparten padre e hija se diluye en secuencias de montaje con musiquita sensiblera que dan por tierra cualquier emoción creíble.